Ya en el coche, camino a su casa, traté de romper el absurdo silencio que había una vez más entre nosotros… - Perdón por lo de recién. Intentan hacer lo mejor posible para que Roberto se lo crea. - Lo sé, y no hay problema. Tus padres tienen razón – dijo algo desganada - - Sí… - Lo que no entiendo es cómo llegaremos a eso… - ¿A qué te refieres? – giré a mirarla cuando el semáforo me hizo detener el coche - - Me refiero a que de la nada nos casamos, de la nada me das un anillo que perteneció a tu familia… ¿no será sospechoso? – miró al frente, y en ese momento la bocina un coche me sacó de mi nube para recordarme que debía continuar la marcha - - Pues… ¡tengo una pequeña excusa para solucionarlo! – sonreí divertido, y por