Marco Todavía no lo podía creer, pero era real. Estábamos juntos y estábamos bien. Aunque claro, ese domingo a la tardecita, volviendo a Madrid vino a mi mente el recuerdo de Marta diciéndole a mi familia que era mi novia sin serlo, y a pesar de que las diferencias eran evidentes, y de que incluso veníamos fingiendo que éramos novios y que nos íbamos a casar, no quería que Isabel pasara por lo mismo. - Amor… - le dije para llamar su atención, mientras conducía camino a casa de mi familia, con quienes íbamos a cenar – Yo sé que no quieres hablar de ciertas cosas, pero creo que es necesario hacer algo – sonreí – - No entiendo… - girando para ver su rostro y comprobando que estaba visiblemente confundida – Sonreí con cierto pánico de que lo que fuera a hacer no le gust