Marco Claro que le decía la verdad, aunque se negara a aceptarlo. Ella y yo haríamos la más perfecta de las parejas, así había sido siempre y así sería, porque nos amábamos de verdad. Pero quizás no era momento de volver a colocarla en ese terreno. De todas maneras, no me arrepentía, pues con su comentario me había dejado el postre servido y solamente a falta de la frutilla de la torta que fue mi afirmación. Además, estaba muy feliz en esos minutos. De hecho, “Uno menos”, fue lo que pensé y me repetí al menos en cinco ocasiones, mientras intentaba ocultar una sonrisa que de todas maneras se hizo espacio ente mis labios al escuchar de la nueva potencial pareja de sus amigos británicos. Y es que de verdad me alegraba muchísimo por Patrick de que pudiera encontrar a la mujer ideal para él