Después de varias horas sin irse de la sala de espera del hospital y sin intercambiar nada más que pequeñas miradas con una que otra enfermera que pasaba, esperando que al menos una de ella viniera y le informará que el peligro había pasado y que Sara y su hermano estaban a salvo. Gladys le había traído café, el cual agradeció mucho, él no había pensando ni siquiera en comer, estaba tan preocupado, que nada más era importante en ese preciso momento. una vez más suspiro abatido, en ese momento vio al médico a cargo salir y se apresuró hacia él, el hombre al verlo le dio una sonrisa alentadora. — Por favor señor Davidson, tranquilícese, su prometida se encuentra bien. — Johan soltó un fuerte suspiro, había estado conteniendo el aliento mientras esperaba su respuesta. — por otro lado no p