A causa de que Sara seguía aún en recuperación la luna de miel tuvo que postergarse, a cambio Johann cuido de ella como disculpa por su apresurado afán por casarse. Aún así Sara se negaba rotundamente a quedarse quieta, no quería ser una carga justo en el momento en el que Johann más estaba cargado de trabajo. — Te dije que no trabajarás. — escucho la voz grave de su ahora esposo reñirla. Ella se giró con una sonrisa inocente en el rostro. — me voy por un momento y tan pronto como llegó te encuentro con mis documentos en una pila... ¿Cómo los encontraste? — pregunto al tiempo que se apresuraba hacia ella para quitarle una carpeta que sostenía entre sus manos. — dame eso. — intento sonar molesto, pero ella sabía que no lo estaba. Entonces antes de que pudiese alejarse rodeó su nuca con