El destino me dejó a escasos metros de ella y de mi niño. Jr. me miraba hipnotizado y yo a él. De tan atónita que estaba de que el sueño de conocer a mi hijo, o mejor dicho, de verlo de grande, se había hecho realidad, no me había puesto a pensar explicación alguna de que ellos estuvieran allí. A mi lado estaba la novia de un jugador ruso, que quiso ir a cotillear con la esposa de otro compatriota del equipo, así que aproveché la volada para quedar cerca de mi hijo, otra vez… - ¿Qué pasa? ¿Te hace acordar a tu bastardo? (me dijo Javier al oído. Lo miré… y solo por respeto a mi hijo, no lo golpeé)… él tampoco tiene madre, sabes? (se rió)… quien sabe a qué zo-- -rra embarazó este, o cuanto le pagó a la madre para que se lo vendiera… pero al menos él tiene un hijo… no como yo qu