—¿Benedict?— pronuncié instintivamente, pero escuchar su nombre en mis labios era casi irreal, incluso comencé a sospechar qué tal vez me había tropezado al salir por la ventana y tal vez me había desmayado o peor aún, estaba muerta y estaba en algún tipo de paraíso, mi paraíso en donde podía estar con Benedict, pero no era tan afortunada como para morir en ese momento por una idiotez como tropezar. —¿Qué haces aquí? —expreso haciendo un ligero movimiento con las manos como si intentará abarcar el lugar en donde nos encontrábamos. —Quería salir—me limité a decir y aunque mi corazón latía desbocado por volver a verlo, también una sensación de ira y molestia comenzaba a apoderarse de mí. —Debiste decirle a Vincent qué te acompañará—expreso más como una exigencia qué una sugerencia—no sali