Un mes después…
—Noah —exclamé mientras lo montaba.
—Sí... mi amor, siéntelo —respondió él con una voz profunda y llena de deseo.
Verlo tumbado en la cama, con mi cuerpo sobre el suyo, era una de las sensaciones más intensas que había experimentado jamás. Era como si estuviera alcanzando las estrellas. Aceleré el movimiento, subiendo y bajando, una y otra vez, mientras sus manos acariciaban mis pechos.
—¡Aaah! —gemí, sintiendo cómo el placer se intensificaba en mi interior.
Noah se incorporó y llevó uno de mis pezones a su boca, succionándolo con avidez. Luego, le dio el mismo trato al otro, mientras yo echaba la cabeza hacia atrás, dejándome llevar por las sensaciones.
—Dame más, mi amor —gruñó Noah, animándome a alcanzar mi clímax.
Sin pensarlo, me abandoné por completo, con tal
