Annie.
Hago las maletas como una completa desquiciada porque así es como me siento justo en este momento, en donde lo único que quiero hacer es asesinar a Natalie con mis propias manos y simplemente terminar con todo esto, ella se ha estado interponiendo durante mucho tiempo, ha venido siendo un obstáculo ya desde tiempo atrás, y por más que intento convencerme a mí misma de que no me importa, la verdad es que sí, me jode, y lo hace muchísimo.
Es que incluso si no quisiera tanto a Nathan como lo hago, me seguiría jodiendo, porque sé que esta con ella, porque sé que deben estar abrazándose mientras duermen juntos bajo las sabanas color azul de Nathan, y lo que más me jode de todo esto, no es ella precisamente, si no el mismo Nathan, es que de poder, los asesinaría a ambos, y los enterraría en la misma tumba, se lo merecen, ambos se lo merecen.
Nathan por vivir provocándome para después dejarme como si nada, y Natalie por estar robándome a lo único importante que recuerdo haber tenido jamás.
Yo nunca tuve lo que otros niños si, nunca tuve él juguete de moda, o las calificaciones más altas, nunca fui la más bonita del salón, y la escasez era tanta en casa, que mama insistía en que debía hacerme al lado de algún compañero que me pudiera prestar los libros de texto que ella no me podía comprar.
No había tenido absolutamente nada en la vida, todo era prestado, todo era de otro y yo simplemente lo aprovechaba, y había estado bien, durante años me las había apañado, sonriendo amablemente, fingiendo querer una amistad, y escondiendo mis verdaderas intenciones mientras hacía ojitos y ladeaba el rostro.
Eso nunca había importado, nunca me había molestado tal cosa…Hasta el día en el que Nathan apareció en mi vida.
No lo quería compartir, no incluso aunque se tratase de solo un amigo, él era especial, y yo quería que fuese exclusivamente mío, sin pertenecerle a nadie más, no lo quería como a los libros de texto, no quería que nadie me lo prestara, quería disponer de él cuando fuera que yo quisiera.
Hasta que Natalie también apareció en escena, y entonces destrozo con total sutileza cada uno de mis planes y los que tenía para Nathan.
Y creía que aquello ya no importaba, haber entrado a la universidad y haber conseguido un empleo medianamente decente que pagaba mis pocos gastos y me brindaba lo necesario para mis caprichos estaba bien, había hecho que aquellos días de antaño en donde no tenía nada más que a mamá parecieran una pesadilla lejana.
Pero la realidad era que aquellos días estaban ahí, materializados, con el rostro de Nathan y Natalie en ellos, recordándomelo a diario, diciéndome y gritándome en la cara que él no era mío y que probablemente jamás lo iba a ser.
-Quiero cambiar la fecha de mi vuelo, he comprado un tiquete ya, pero necesito adelantarlo- Dije tratando de que la señorita de la aerolínea que estaba al otro lado del teléfono, escuchara mi desesperación.
-Número de comprobante, por favor- Pidió.
-Cinco, tres, cuatro, diez- Dicte, mientras sentía que me quedaba sin respiración, el lugar era muy pequeño, las ventanas estaban muy lejos, y sentía que de repente las paredes se me venían encima ¡No! ¡No, un ataque de pánico ahora mismo no! - Me dije mientras intentaba controlar el ritmo de mi respiración.
No me asustaba, a menudo sufría de estos episodios, el miedo se metía entre mis venas y entonces me controlaba, lo que si me aterraba, era que nunca sabía muy bien a qué era lo que le temía, porque estaba tan asustada, que hacía que el mundo pareciese un lugar del que no podía huir.
-Déjeme verificar.
-No se tarde- Pedí con el ritmo cardiaco acelerado.
-Bien, confírmeme para que fecha le gustaría hacer el cambio.
¡Ya! - Quería gritar, sin embargo tampoco quería asustar a la señorita, y muy bien sabía que debía calmarse, porque de lo contrario no me dejarían tomar el avión, y prefería morir ahogada que quedarme un segundo más en este departamento de mierda.
-¿…Esta noche?
-No estoy muy segura de tener disponibilidad- Dudo.
-Señorita es un caso de emergencia, mi tía ha fallecido hace unas horas y tengo que ir a acompañar a mi padre- Mentí.
-Hare todo lo que pueda, por favor permanezca en línea- Tras las palabras de la mujer, una canción ridícula comenzó a sonar a través de la bocina del teléfono, no reconocía muy bien al cantante y en ese momento agradecía no hacerlo, mis oídos estaban sangrando.
Todo lo que escuchaba era el latir conmocionado de mi corazón, como si de repente mi cuerpo se hubiera convertido en una caja de sonido que reverberaba cada uno de mis pensamientos y de las voces dentro que me pedían que me llevara a Nathan conmigo, que en realidad cada fibra de mi cuerpo sabía que no quería viajar para olvidarlo a él, sino que quería viajar con él, para olvidar al mundo si es que aquello fuese posible de alguna manera.
Una parte de mi quería mandar todo al diablo, llamarlo, y decirle que comprara un boleto, pero la otra parte sabía que Nathan, a pesar de todo, era un ser demasiado racional como para aceptar algo como aquello, y me gustaría mentirme y decirme a mí misma que tratándose de mi entonces él era diferente.
Pero las pruebas habían demostrado ya, que yo no era tan importante para él, no lo era por lo menos para dejar a Natalie, y de ahí en adelante entonces el resto ya no importaba, porque siempre que ella estuviera en el medio nada iba a ser lo que esperaba, o quería por lo menos.
-Muchas gracias por permanecer en línea, tenemos un único cupo disponible para el vuelo que sale en tres horas, el último de la noche, está sujeto a cambios y es con lo único que puedo ayudarla.
-Esta perfecto- No pregunte que numero de asiento era, o si era de los que quedaban en el pasillo, o por el contrario en la ventana, en este momento no importaba demasiado, me habría ido sentada en el baño de ser necesario.
Cualquier cosa con tal de salir de aquí y olvidarme de que Nathan alguna vez estuvo entre mis piernas, y en mi corazón.
Para olvidarme que hay alguien llamada Natalie revolcándose con mi mejor amigo, y para básicamente olvidar todo eso, dejarlo en el pasado, en la mala historia de un amor fallido y continuar, volver y saber que encontraré a mi amigo fiel, al incondicional de siempre, no al hombre que quiero que me folle cada maldito segundo de cada maldito día.
Quería volver a lo que era nuestra normalidad de antes, fingir y esconder nuestros sentimientos, a cuando aún no me había atrevido a besarlo, cuando todo era un misterio.
-Hay un cargo extra por el cambio- recordó la mujer de la aerolínea.
-Si, lo sé, no hay problema, pagare el excedente en cuando llegue a registrarme.
-De acuerdo, le enviare ahora mismo el valor correspondiente al correo que indico en sus datos personales, debe tener en cuenta que es imperativo que esté haciendo su registro en el aeropuerto más tardar en treinta minutos.
-Estaré allá antes de lo que cree- Le asegure, no había nada para esperar en este lugar, no había de quien despedirse, o cosas por recoger, eran el par de maletas que llevaba, y yo, tan simple como eso.
-Un gusto haberla podido ayudar.
-Gracias- Colgué la llamada, esa mujer iba a tener un puesto asegurado en el cielo, porque sin duda me había sacado de un infierno que yo misma había diseñado.
Sin detenerme a pensar en nada más, tome las llaves del departamento y saque mis pequeñas maletas, eche un último vistazo alrededor, sabiendo de ante mano que no iba a echar nada de menos, y entonces cerré la puerta tras de mí.
Esperaba que al volver fuera alguien diferente, realmente ansiaba con toda mi alma que al regresar fuera otra Annie, una más estable, una que ya no recordase a Nathan de la manera en que lo hacía en este momento, una que no estuviera deshaciéndose por llamarlo e ir con él, una Annie nueva, con otra perspectiva y la vida un poco menos desordenada.
Solo había una cosa que no encajaba del todo en ese viaje, mi celular, no quería poder comunicarme con nadie, no quería ver fotos de Nathan y Natalie en r************* , no quería que nadie tuviera la posibilidad de encontrarme, si es que por alguna extraña razón alguien quisiera hacerlo, así que antes de irme por completo, volví a abrir la puerta y deje el móvil sobre la mesita del recibidor, así iba estar bien, lejos de cualquier cosa que pudiera hacerme daño.
Sali del edifico y tome el primer taxi vacío que paso por el lugar.
-Al aeropuerto- Le indique, mientras él asentía por el retrovisor.
El paisaje se movía en silencio a través de la noche mientras dejábamos atrás mi “Hogar” todo comenzaba a sentirse mejor, como si la pesadilla poco a poco comenzase a esfumarse, hasta que vi la silueta que se dirigía en dirección contraria a la mía.
Parecía el, era su rostro, sin embargo la noche estaba oscura, la farola del andén estaba dañada, y mis ojos no alcanzaban a ver del todo claro, y aunque quería creer que era Nathan quien caminaba en dirección a mi casa, sabía que no era así, estaba comenzando a alucinar.
Él no iba a volver por mí.
Nathan estaba en su casa, donde pertenecía, lejos de mí.