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Sally
Mantengo la mirada fija en el suelo, no quiero ver a Sebastián a los ojos, no quiero que sepa que le mentí.
—¿Sally?
—Vete por favor Sebastián. –le pido sin mirarlo.
—No, no te dejaré sola.
Levanto la mirada y Sebastián me atrae hacia él.
—¿Dime quien es él?
—Es hermano de mi madre.
—¿Es verdad que no vives aquí?
Asiento sin querer mentirle más, total, la mentira ha sido descubierta.
—¿Por qué me mentiste?
—No sé si puedas entenderlo.
—Cerecita por favor, no me mientas, puedes decirme cualquier cosa y créeme que no voy a juzgarte o algo así.
—Tenemos que salir de aquí. –susurro.
—¿Puedes correr? –cuestiona.
—Haré mi mejor esfuerzo.
Sebastián y yo comenzamos a correr por el pasillo hasta la puerta de emergencia, mi tío viene a paso presuroso pero su pr
