Mael Lennox Paso mis manos por mi cabello, casi arrancándome mechones de la tensión, con la rabia y la frustración ardiéndome por dentro. No tenemos nada, ni una pista sólida. Apenas están trasladando a Mara hacia una de nuestras bases de trabajo, con la esperanza de que allí nadie se interponga y podamos obtener alguna verdad útil. La impotencia me consume. — ¿Aonyx aún no dice quién de nuestros padres es su amo? — le pregunto a Karim, que acaba de entrar a la sala con su rostro serio y cansado. — No. Dice que no puede — responde con un suspiro —. Le mostré varias fotos, en ellas aparecían todos nuestros padres y también algunos prospectos desconocidos, pero no mostró ninguna reacción. Ni un parpadeo, ni un gesto que la delatara. Cuando le dije que entonces ninguno de ellos era su amo,