A pesar de que Shelly y James estaban molestos esa tarde, Shelly se sentía de muy buen humor. Aproveché la oportunidad para convivir con ella y permitir que Shelly estuviera un poco más cerca de mí y se diera cuenta de que James no es el único hombre en su mundo. Primero, manejé hacia la asociación para incubar nuevas startups. Shelly tenía un documento firmado por el ayuntamiento, que le garantizaba estudiar lo que ella quisiera sin costo. En la asociación de incubadoras le aceptaron el documento sin problema y le dieron a Shelly toda la información sobre sus cursos de emprendimiento. Yo la acompañé durante toda la visita. El lugar era muy interesante. No parecían salones de clase como en la escuela de medicina. En esa asociación, las clases se daban en auditorios enormes y talleres en