Alessandro.
Son las siete de la mañana, levanto las sábanas y me doy cuenta de que mi amigo siempre se levanta primero. Iré a la habitación de esa puta niña, que sirva para algo más que solo molestar. Me levanto y me dirijo a su habitación, al llegar abro la puerta y ella se encuentra despierta viendo su celular.
—¿Qué necesitas? ¿No te enseñaron tus padres a tocar la puerta?
—Al parecer el berrinche durará más tiempo.
—¡No se trata de un berrinche! Hiciste una promesa y no pudiste cumplirla, pensé que eras un hombre de palabra.
—Respecto a tu pregunta, no, no tuve padres, así que no me enseñaron a tocar la puerta. Crecí en un orfanato.
—¡De verdad, lo siento! No debí decir eso, ¿quieres un abrazo?
—¿Te paso el berrinche?
—No, no me pasó, aún estoy muy molesta, déjame sola.
Ella se cubre de pies a cabeza.
—¿Quieres que te lleve al parque?
Ella aún no me habla.
—Te compraré lo que quieras.
—¿Un helado de vainilla y chispas de chocolate? Además, me dejarás darte varios besitos ahorita.
—Solo te compraré un helado, sin besos ni esas tonterías.
—Entonces no quiero.
No puedo creer que me esté haciendo esto, solo quiero sexo. Voy a mi habitación por mi celular y después vuelo a la habitación. Me paro frente a su puerta y finjo estar en una llamada.
—¡Emily, linda! ¿Cómo estás? ¿Puedes venir en este momento? Necesito tenerte conmigo, oler tu piel, tu cabello, extraño tus besos.
Ella sale muy molesta, me quita el celular y lo arroja con fuerza por las escaleras.
—¡Yo soy tu novia, no necesitas a nadie más! ¿A caso no soy suficiente?
Su labio tiembla y sus ojos se llenan de lágrimas, quizás esta maldita niña es bipolar. Hace segundos estaba molesta y ahora está triste llorando.
—Si no me sirves para follar, que es para lo único que me sirves, buscaré a alguien más. Tantas mujeres que mueren por estar conmigo, yo pierdo el tiempo siguiendo este juego estúpido.
»Que te quede algo claro, niña estúpida, no te estoy rogando, solo fui a tu habitación por necesidad. Solo eres un coño al que quiero darle uso y nada más, nunca te llamaré por tu nombre, no vales la pena para hacerlo.
Estoy a punto de irme, pero ella toma mi mano.
—Lo siento, no me volveré a molestar, lo prometo.
Ella deja caer su pequeño camisón al piso, quedando solo en bragas y sostén. La levanto y después la coloco contra la pared, bajo mi pantalón hasta mis rodillas. Hago a un lado su braga y me hundo en ella sin piedad, la escucho chillar de dolor, ya que no se encuentra bien lubricada; sin embargo, no me pide que me detenga.
Después de acabar ella se viste y se acurruca a llorar.
—¿Qué pasó? ¿No puedes soportar? Cuando decidas irte ahí está la puerta, solo me sirves para quitarme las ganas, nunca podría amarte. Eres una mujer fácil, y detesto a las mujeres como tú.
Escucho que la puerta de la sala principal se abre, debe ser Susan. Veo subir por las escaleras a Calum.
—¡Alessandro, tenemos una oferta mejor para los barcos! Tenemos que hablar. ¿Raven, que te pasa, linda?
—Déjala, le di lo que siempre pide y ahora llora.
Me voy a mi alcoba, hago como que cierro la puerta, pero no lo hago por completo, quiero ver que hace Calum, sé que aprovechará el momento.
Ese imbécil se sienta a su lado.
Raven.
—Papá una vez me dijo que el amor es increíble y maravilloso, ¿por qué me siento tan mal? ¿Por qué Alessandro me odia tanto? Yo soy una buena persona, nunca le haría daño a nadie.
—Lo sé, linda.
Calum me da su pañuelo, huele a él.
—Raven, ¿estás segura de lo que sientes?
—Sí, pero siento que todo lo que hago es en vano, me llamo fácil, ¿qué es eso?
—Es cuando una mujer tiene sexo rápido con el hombre que le gusta.
—Pero yo lo hice porque lo quiero.
—Lo sé, él no quiso decir eso, está un poco estresado.
—¿Eso crees?
—Por supuesto, yo conozco a Alessandro desde hace muchos años, nunca lo he visto sonreír. Siempre tiene esa cara amargada y le gusta mandar. No te lo tomes personal, linda.
—Gracias, Calum, me siento mejor.
—¿Entonces, somos amigos?
—Está bien, lo somos.
—Dame un abrazo.
Me acerco a él y le doy un fuerte abrazo.
—¿Por qué hueles mi cabello?
—Solo quería saber qué tipo de champú usas, huele delicioso.
—Es de una marca muy reconocida, su aroma es a vainilla y chocolate.
—¿Te gusta la vainilla y el chocolate?
—Sí, mi helado de ese sabor es mi favorito.
—Qué casualidad, hermosa, él mío también, ¿quieres ir por uno en la tarde?
—Está bien, si quiero, pero me hace daño el sol, entonces te traeré el helado a casa y podemos comerlo en tu habitación.
—¡Me gusta la idea!
—Entonces te veré en la noche, ahora ve y tráeme un café.
—Lo haré.
Me levanto y estoy a punto de irme. Él me toma de la cintura y me pega a su cuerpo, después besa mi mejilla y me habla al oído.
—También podemos ver una película, aunque talvez yo no la vea, tendré mis ojos puestos en ti, hermosa.
—¡No me hables al oído, me haces cosquillas!
—¿Entonces lo haremos?
—Está bien, si quiero.
Alessandro.
Intento escuchar lo que este maldito le dice al oído, pero ella dijo que si quería, no me importa esta puta niña, pero no quiero que Calum esté con ella, si lo hace arruinará mi plan de vengarme de ella.