Esa tarde, al terminar sus actividades. Sebastián recogió sus pertenencias, sintiendo un peso que nunca había tenido sobre sus hombros, era la primera vez que se esforzaba tanto en llamar la atención de una mujer. Una parte de él se sentía decepcionado de haber sido tan idiota como para terminar sintiendo atracción por alguien como ella, era hermosa sí, pero no una belleza a las que estaba acostumbrado, no era una modelo de revista, pero había algo en su cabello cuando se lo pasaba detrás de su oreja y la forma en que sonreía y sus mejillas se notaban más abultadas que Sebastián no podía ignorar. Había nacido otro Sebastián en él, uno que no podía no mirar a Mariana, uno que amaba todos sus gestos y la manera tan sobria e indiferente en como lo miraba. Cada vez que ella le dirigía una mi