Ana: Mi corazón latía rápido, por un momento pensé que tendría que gritar a todo pulmón, por suerte él señor Segal había llegado de la nada, salvándome, no pude haber tenido más suerte. —Mi hijo tuvo una pijamada en una casa cerca de aquí, vengo de dejarlo, no sabía que eras tú, ¿Segura que estas bien?, ¿Ese tipo te hizo algo?. —Estoy bien, solo fue el susto, muchas gracias— dije mas calmada. —Ya es muy tarde, no deberías de estar sola por aquí— dijo él inspeccionando él área con la mirada. —Ah, mi hermano suele venir a recogerme, pero hoy tuvo que quedarse horas extra en el trabajo. —Déjame llevarte. —Mi casa ya esta cerca. —Te acompaño entonces— dijo él señor Segal muy caballeroso, tenía mucho miedo como para rechazarlo de nuevo, así que asentí, dejaría que caminara conmigo. Ca

