—¡Ya cal… ma… te! —dice Aurora con los dientes apretados al ver a su hermano sobándose las manos una contra otra de manera desesperada—. Estás fuera de control. Hasta Rocco está allí tranquilo y tú muriéndote de la ansiedad. Aurora dirige su mirada hacia el felino que está en unas de las sillas del frente lamiéndose las patas, despreocupado. Una sonrisa se asoma en su rostro, Rocco está hermoso con su corbatín. —Te recuerdo que yo soy el novio, no Rocco —responde Luzio sin apartar su vista de la escalera, por dónde debe bajar Milena—. Ya está tardando demasiado. ¿No crees? —No, no lo creo. Apenas han pasado diez minutos. Las novias tienen todo el derecho del mundo de atrasarse todo el tiempo que quieran. Luzio pone los ojos en blanco al escuchar aquello, aprovecha que ella está arregla