—¿Estás cómoda así? —pregunta Luzio dejando un beso en el cuello de Milena. Ella asiente entre suspiros. Está sentada en su regazo, con una pierna a cada lado en el sofá, mientras él la sostiene como a una niña chiquita, dando suaves palmadas en su espalda—. ¿O quieres que te lleve a la bañera? Puedo preparar el agua tibia, así como te gusta, así te despojes de toda esa tensión antes de ir a dormir. —Quiero relajarme, pero sabes muy bien cómo. Solo eso me va a ayudar —responde ella en un susurro. Luzio sonríe antes de levantarse con ella en brazos y llevarla hasta la habitación. Ya es bastante tarde, pero luego de todo el tumulto y que su familia se haya ido, ambos se tiraron agotados en el sofá. Si no fuera porque Mark los obligó a todos a ir, se hubiesen quedado hasta el amanecer conv