Habían pasado varios días desde que Adara le había confesado a Liam que lo amaba, desde entonces él se lo repetía constantemente. — Te amo, te amo, te amo. Repitió una y otra vez mientras se aferraba a ella, como si esperara una respuesta, de su parte. Adara seguía sintiéndose incomoda, el expresar sus sentimientos no era su fuerte. Liam se quedó mirándola fijamente, minutos después preguntó. — ¿Por qué no has vuelto a decirlo? — ¿Qué cosa? — Dijiste que me amabas, pero no has vuelto a decirlo. — Ya lo sabes. — Aun así quiero volver a escucharlo. — No lo diré, además aun sigo molesta contigo, no creas que se me ha olvidado que me ocultaste que tu hermano había ido detrás de mi hermana. Adara lo apartó, se levantó de la cama y empezó a buscar en el armario. — Ya te pedí perdón p

