El taxi me deja justamente al frente del bar respiro profundamente antes de acercarme al de seguridad. —Buenas noches —lo saludo. —Buenas noches, no pensé volver a verla aquí —me dice mirándome de arriba para abajo—, ¿Quieres un collar rosado? ¿ya sabes de qué se tratan los collares verdad? —Si, ya me hablaron de eso, quiero un brazalete verde. —¿Estás segura? Creí que eras la nueva sumisa del jefe —me pregunta atónito dándome el collar rosado y la manilla. —Soy libre como el viento. —Está bien, espero que en ese caso no te metas en problemas. —¡Para nada! Voy a entrar —le aviso y veo como él me abre la puerta. Lo primero que veo al entrar al bar, es la decoración neón que brillaba en la oscuridad, muchas personas con trajes o pequeños accesorios que brillaban, hasta también los