Aquel momento de éxtasis fue interrumpido por un ligero golpeteo a la puerta, pero ese ruido no fue excusa suficiente para que Armand se detuviera. Madame, tuve que morderse el labio y tratar de no emitir ningún sonido mientras su zona íntima explotaba en éxtasis luego de haber tocada de la forma en como Armand lo había hecho. Ella, qué estaba acostumbrada a todo tipo de tocamientos y masajes en aquella zona, se impresionó mucho de la forma en como él, lo había hecho, no son ansias ni tampoco prisa, sino con dedicación y devoción, como si estuviera enamorado, como si ella fuese el centro de su universo y él únicamente estuviera dispuesto a estar bajo sus pies. Armand, finalmente, la dejo una vez que ella comenzó a moverse para reincorporarse, puesto que el ruido incesante sobre la pue