Luego de dejar caer el cuerpo de aquel conejo asesinado, por el borde de un puente hacia un río. Armand condujo el resto de la noche de vuelta hacia París, con el fin de entender las palabras que Arlequín había escrito para él. Luego de un viaje de varias horas, logro llegar a la ciudad del amor, o al menos es lo que el cine seguía afirmando de esa ciudad, la cual ya había perdido su magia con el paso del tiempo, el turismo y la mala higiene de los ciudadanos, las protestas cotidianas en exigencia de algún derecho u obligación del gobierno que terminaba en destrozos a la ciudad. Lo cierto es que París se había vuelto un asco y lo único que quedaba de esa hermosa ciudad, eran los recuerdos. Armand estaciono su auto cerca de la ubicación que venía escrita en la tarjeta, aunque por supuesto