Entonces llegó el día y después de una mañana “de terror” donde tuve que esperar a que Nina y la bebé estuvieran listas para salir. El chofer nos llevó al aeropuerto para así subir a mi avión e irnos a nuestra primera parada Córdoba, España, donde quedé de ver a un amigo que quiere invertir en el ramo hotelero.
Subo y Nina me sigue sin decirme nada le señalo que se siente justo en un asiento que estará en frente del mío pero ella camina más atrás y se sienta con Mar lejos, muy lejos de mi. La sobrecargo pone el portabebé en su lugar y ella se acomoda a la bebé en el regazo y se queda viendo por la ventana.
La observo, de verdad puede ser muy obstinada cuando quiere, entonces la ignoro y me pongo a revisar unos papeles que me trajeron de la oficina, ella hace su trabajo y yo hago el mío, así es esto. El avión despega y vuelvo a observarla, Nina no se ha movido de su lugar y la pequeña Mar no ha despertado ni con el movimiento de avión. Llamo a la sobrecargo y ella se acerca.
—Atienda a la señorita Nina, por favor — le pido y ella sonríe y se dirige, tiempo después regresa.
—La señorita dice que no quiere nada, que muchas gracias — y volteo a verla y Nina voltea el rostro de inmediato ignorándome de nuevo.
—¿Es en serio? — murmuro y respiro.
Me pongo de pie y camino hacia ella para sentarme en el asiento de enfrente, Nina sigue sin mirarme a los ojos, y esa actitud casi infantil me hace sonreír.
— ¿Seguro que no quieres nada? — le pregunto.
— No — contesta fría una actitud que desde ayer ha tomado conmigo.
— Está bien — respondo y me quedo en silencio por unos segundos.
No conozco a Nina, ni siquiera sé qué hace o de dónde es, pero sí puedo asegurar que tiene carácter y uno muy fuerte, y que así como puede ser un amor como lo es con Mar, puede ser bastante enojona como lo es conmigo.
— ¿Crees que podamos hablar? — le pregunto.
— Ya me dijiste tus reglas las estoy siguiendo ¿qué más quieres agregar? .—
— Bueno, si vamos a convivir tal vez podríamos... — intento decir.
— No gracias, soy tu niñera, tú mismo lo dijiste así que no tengo porque hacer una relación contigo "sólo dedícate a cuidar a Mar mientras yo hago lo mío" esas fueron tus palabras exactas.
— No me gusta que me callen con mis propias palabras — murmuro.
— Entonces no las digas sin pensar — responde.
— Eres de las que no se puede quedar sin responder ¿cierto? Ya te voy conociendo — y ella sonríe sarcástica.
— No tienes ni una jodida idea de quién soy Pablo Del Moral, así que no juzgues antes de saber la verdad. Ahora si me disculpas, voy a dormir un poco, pasé una muy larga noche y voy a aprovechar a dormir mientras Mare duerme.—
Nina acomoda las manos sobre la bebé que viene pegada a su pecho gracias a la pechera que le compramos ayer. Recarga su cabeza contra la ventana y luego cierra los ojos, comienza a relajarse poco a poco y yo la observo atentamente.
— ¿No eres de aquí cierto? — le pregunto y ella se queda en silencio sin contestarme — No tienes pinta de española.—
Ella abre los ojos y me ve molesta — Tu dormiste toda la noche ¿no? Ahora es mi turno de dormir no de las 100 preguntas — y vuelve a acomodarse.
— Sólo dime si no eres española.—
— Soy española, es hora de dormir — contesta y se queda con los ojos cerrados.
La sigo observando, ese tono de piel bronceado, sus ojos grandes y bonitos, esos labios carnosos que ahora vienen con un ligero brillo, la simetría de su rostro que es perfecta ese cabello largo que ahora trae amarrado con una trenza.
— Puedo sentir tu mirada — me murmura y abre un ojo para verme.
— Lo siento — sólo que pensé que sería buena idea que me contaras sobre ti.
—¿Ahora te interesa? Tienes ahí mi CV ¿por qué no vas a leerlo? — comenta y vuelve a acomodarse ignorándome.
—Como gustes — respondo y regreso a mi lugar para olvidarme del asunto por completo.
Después de un vuelo tranquilo llegamos a Córdoba. Después de que el avión se detiene por completo me levanto y voy hacia Nina que en estos momentos está teniendo problemas cargando el portabebé y sus cosas así que me acerco y la ayudo.
—Gracias — dice tímida — pero no es necesario, y puedo sola.—
—Ante todo soy un caballero — le comento — sé cómo comportarme.
—Aún así sigo pensando que eres un niño rico mimado y presuntuoso — contesta fría y de nuevo sus palabras me duelen porque nadie me había hablado así de esa manera, tan directa y sin miedo a que tome “alguna acción” de mi parte.
Bajamos el avión y el chofer nos abre la puerta de la camioneta. Ella se sube y de nuevo vuelve a ignorarme como lo ha hecho hasta ahora, podría decir que no me importa pero no es verdad, por alguna razón me molesta que me ignore ¿será que estoy acostumbrado a que todos me presten atención y hagan lo que les pido? Suspiro y vuelvo a intentarlo.
— Nina, ahora que lleguemos al hotel.—
—Sí, sí, actúo como que no te conozco y luego llego al hotel y actuó como que no estoy. Sencillo.—
— Si lo pones así suena...—
— ¿Estúpido? — Es bastante estúpido, pero bueno, ya hicimos mi plan ahora me toca hacer el tuyo —sentencia y vuelve a mirar por la ventana. Hago como que no la veo pero no es así. Nina sonríe mientras ve la ciudad y de vez en cuando ve a Mare que sigue profundamente dormida. Sigue ignorándome, y yo sigo insistiendo en que me haga caso.
—Quiero que te sientas libre de pedir lo que desees y de hacer lo que quieras, dentro de...—
—Dentro de las instalaciones del hotel, tengo la cara pero no soy tonta, además da lo mismo, Mar está muy pequeña y debería estar solo en su casa ahora, en este caso estará solo en la habitación.—
La camioneta se para y el chofer le abre la puerta — debo ir a una reunión, así que nos vemos — y ella se baja. Estoy a punto de cerrar la puerta y ella pone la mano para evitar cerrarla.
—¿Qué? ¿no te despediras de tu hija? — me insiste.
La miro a los ojos — tenemos un plan, mantente en el plan — y cierro la puerta olvidándome de todo.
[...]
Después de la reunión con mi amigo, de ir a comer, tomarme algunas copas con él y por fin cerrar el trato regreso al hotel para descansar. La falta de sueño me ha pasado factura y ahora mi cuerpo, completamente relajado, me pide una buena ducha y cama. Entro al lobby y antes de entrar al elevador la señorita de a recepción me llama.
— ¿Señor Del Moral? — me habla.
—Sí.—
— Hay una chica en sala del lobby esperándolo, llegó hace horas y dijo que venía a su suite, obviamente no la dejamos pasar.
— ¡Mierda! — murmuro, olvidé avisar al hotel que la dejaran pasar — Gracias yo lo arreglo — le digo y me doy la vuelta para caminar hacia dónde está Nina. Sé que me va a matar la dejé literal 8 horas afuera con la niña, en esa sala del lobby y seguro me verá y se irá a la yugular.
Me voy acercando y la veo de lejos, ella está arrullando a Mar entre sus brazos mientras le canta esa canción que suena tan bonito. No quiero interrumpirlas y por eso no me acerco, o más bien necesito tiempo para pensar qué le diré, pero como si trajera alguna campana o un cascabel atado a mi cuello, ella voltea de inmediato y la mirada que tiene es una que no quiero volver a ver en mi vida.
— Nina — le digo tranquilo.
Ella toma las cosas como puede y camina hacia mí con Mar en brazos. Yo le ayudo con su maleta y el portabebé y luego caminamos ambos hacia el elevador. Ella aún no me habla y eso me da más miedo que nada en el mundo.
Se abren las puertas y ella sale primero, llega a la puerta de la habitación y en el momento en que abro, entra despavorida, acuesta con cuidado a Mar en medio de la cama, le pones dos almohadas para que no se caiga y luego voltea.
— ¡Qué demonios! — me dice enojada — Me haces esperar 8 horas en el lobby con una bebé recién nacida que lo único que quiere es descansar y estar cómoda, haces que la señorita de la recepción me vea como una prostituta y yo no sé dónde contactarte porque al señor súper importante no se le ocurrió darme su número de móvil — me dice enojada con mucha razón — Estoy cansada, tengo sed, hambre y necesito un baño porque huelo a vómito de bebé — me dice mientras se levanta la playera en el área del hombro — en combinación con baba y posiblemente caca, me duele la espalda por estar cargándola al igual que el brazo porque al señor tacaño no quiso comprarme un carrito para poderla transportar mejor.—
Nina se quita la playera que trae puesta enfrente de mí dejándome ver su top n***o deportivo que trae debajo, la observo y veo su marcado abdomen, demasiado marcado para mi sorpresa y después abre su maleta y comienza a sacar enojada algo de ropa — estúpido calor — murmura mientras, toma un conjunto.
— Lo siento Nina — es lo primero que me sale de la boca — pero en verdad no planeaba viajar con una niña y una niñera ¿sabes? Hay cosas que no previne y que no se me ocurrieron.—
Ella me lanza su playera sucia en la cara y un olor a baba de bebé me pega inmediatamente — Pues tampoco era mi plan viajar contigo ¿eh? — dice enojada.
— Pues tú me dijiste que si ¿recuerdas? En el restaurante — le contesto de inmediato y la cara que me pone cuando le contesto así es peor que la que cuando llegue.
"Ya cállate, tío " me digo a mi mismo.
Nina respira y se acerca a mí — Mira, Pablo del Moral, no estoy de humor para discutir quién dijo sí y quién dijo no, porque en realidad estoy muy cansada para poder soportarte o discutir contigo, así que hablas a todos los jodidos hoteles y les dices que yo puedo entrar a tu habitación tan sólo llegue o no dormirás, no porque Mar llore toda la noche si no porque tendrás que cuidarte de mi mientras lo haces — camina hacia el baño.
— ¿Dónde vas? — pregunto.
— A darme una ducha ¿crees que podrías ver a la niña mientras lo hago? Sólo verla, no tocarla, ni nada por el estilo — y entra al baño dando un portazo tan fuerte que me alegra que Mar no pueda escucharla y despertarse de pronto.
Me quedo de pie en medio de la habitación con su playera entre mis manos y observo a Mar que duerme plácidamente — Tampoco es que no pueda cargarte — y veo como Mar mueve sus labios de una forma muy tierna — En que problemita me has metido ¿eh? — le digo mientras dejo la playera de Nina sobre la silla y luego me siento en uno de los sofás a esperarla.
[***]
Después de que Nina salió del baño y de pedir servicio a la habitación para comer algo ignorándome completamente, salgo del baño y la veo caminando por la habitación, como siempre, arrullando a Mar, no puedo dejar de observarla ni de escuchar esa canción, me tranquiliza y me gusta, pero al sentir mi mirada guarda silencio y sólo continúa moviéndose.
Sé que Nina está enojada conmigo y no la culpa lo que hice hoy sólo fue la gota que derramó el vaso y acepto que si me hubiera dado una bofetada o un zape en la cabeza hoy si me lo merecería. Me recuesto en mi cama y como la puerta de la habitación está abierta la observo caminar con Mar y hacerle cariños en la nariz y en la frente. Después la pone de un lado de su cama, quedando la nena segura y ella va a cerrar la puerta de la habitación. Me observa de lejos.
—¿Estás cómoda? — le pregunto.
— Sí, gracias — comenta fría y está a punto de cerrar la puerta cuando me pongo de pie y me acerco.
— Nina, sé que hemos empezado con el pie izquierdo, pero me gustaría que, si vamos a pasar mucho rato juntos, al menos nos comuniquemos de mejor manera. Lo de hoy fue enteramente mi culpa y te prometo que no volverá a pasar.—
— Hmmmm — me contesta.
— Mira, yo no quería esto ¿sabes? Y estoy lidiando con el problema de la mejor manera, trataré de que tú y Mar estén cómodas. Recuerda que si tú haces tu trabajo, yo puedo hacer el mío.—
— Pues espero que lo hagas mejor que tu trabajo de ser padre — murmura — No te preocupes Pablo, haré mi trabajo, me pagas para eso, así que ahora déjame descansar porque tu "Problemita" se despertará en algunas horas y tendré que trabajar.—
— No es un problema — murmuro — sólo que no sé qué hacer.—
— Pues entonces empieza a pensar qué vas a hacer ¿Ya pensaste qué pasará cuando regreses de viaje? No puedes dejar a Mar en el mismo lugar donde la encontraste, mientras encuentras a su madre tendrás que quedarte con ella o ¿la pondrás en una casa de niños y la abandonarás? — me pregunta — Espero este sea más que un plan, Pablo.—
Después Nina guarda silencio —buenas noches — me dice y cierra la puerta enfrente de mi nariz.
Ella no sabe, pero gracias a esa última frase no podré dormir en todo la noche, y no por los llantos de Mar, si no porque en realidad no tengo pensando más allá de este plan que armé a último momento.
— Sólo son algunos meses Pablo, iremos improvisando sobre la marcha.—