Hay ocasiones en la vida donde toca ser valiente, donde debes tragarte tu orgullo y todo para hacer justicia. Hoy es un día de esos y sé que posiblemente me cueste mucho trabajo reponerme de lo que estoy a punto de hacer, pero con tal de proteger a mi hija y de que ese tipo pague por lo que ha hecho, soy capaz de todo. Después de haber ido a la empresa a dejar a los niños en la guardería, y de que Mykel resolviera unos asuntos de suma urgencia, finalmente estamos aquí frente a la estación de policía. —Eres muy valiente, ¿lo sabes? —me pregunta antes de que entremos. —No sé si lo soy, pero créeme que hago mi mejor esfuerzo. Me niego a que ese hombre pueda acercarse a mi hija —resumo y él aprieta mi mano con fuerza. —Lo eres, y quiero que sepas que estaré contigo todo el tiempo, ¿de acue