Dicen que hay que disfrutar la felicidad mientras esta dure, y ahora me doy cuenta de cuánta razón lleva quien haya dicho esto. Atrás quedo aquella habitación donde me sentí la mujer más feliz del mundo, ahora tan solo estoy aquí de copiloto poniendo algo de música mientras que él conduce. Cantamos como dos adolescentes a la par de Imagine Dragons cuando de pronto el sonido se corta una y otra vez a causa de las notificaciones que llegan a mi celular. —¿Quién te escribe tanto? —me pregunta, pero no puedo responderle cuando vuelvo a recibir otra notificación a medida que intento leer los mensajes anteriores. «¿Grupo familiar?» me pregunto al ver el grupo de w******p al que me han añadido. ALIZÉE: “Nahía, ¿Cómo no nos dijiste nada? ¡Somos tu familia!” «Mierda» pienso y solo comienzo a p