Cierro mis ojos ante la sensación de sus manos en mis pechos, y esto es completamente diferente a todo lo que había sentido hasta hoy. Mi respiración se agita de sobremanera tratando de absorber estas sensaciones y él se atreve a traer su otra mano hacia mi cuerpo.
Es una locura sentirme así, pero me quemo por dentro. Es un mundo de contradicciones donde escojo ser valiente y abrir mis ojos para verlo. Esa mirada verdosa esta completamente dilatada y noto como su sonrisa cambia ante el ritmo de su respiración.
—Nahía —pronuncia mi nombre y acerca sus labios a mi cuello.
—No te detengas —le pido y nuestros se acercan aún más hasta el punto de que la distancia desaparece y nuestras piernas se enredan en el otro.
La fina tela de mi camisón provoca que su roce sea aun más provocativo y en
