-Georgia, ¿Eres tú, cariño? – preguntó la abuela, una vez que Georgia abrió la puerta de casa. -Si, abuela – dijo ella de forma triste y desganada. La abuela vio la actitud distante de Georgia y aquello le sorprendió y le preocupó en partes iguales, después de haberse ido tan feliz la noche anterior, ella pensó que regresaría a casa más esplendida que nunca. Tal parecía que aquella cita no había ido del todo bien, pero eso no sorprendía del todo a la abuela, quien sintió desconfianza por Alessandro, desde el primer momento en que lo vio. -¿Cómo te fue en tu cita de anoche, cariño? – cuestionó la mujer. Georgia se sirvió un poco de agua, ganando la mayor cantidad de tiempo posible. -Estuvo muy divertida, abuela, la comida estuvo deliciosa. -¿Y la compañía? – ella frunció los ojo

