–¿No has escuchado a la señorita? Te ha dicho que no quiere absolutamente nada contigo – Alessandro estaba jodidamente furioso, la sangre dentro de su cuerpo estaba hirviendo, sus músculos estaban entumecidos de la rabia y quería acabar con el mundo entero si es que acaso era posible. Lo que más molestaba al hombre era no poder entender las verdaderas razones por las que le molestaba tanto el comportamiento inmaduro de Georgia y que ese hombre estuviera acechándola de forma tan directa. Doménico lo miró con el ceño fruncido y soltó un bufido – ¿Tu otra vez? ¿Qué acaso no tienes nada más que hacer que meterte donde no te han llamado? – gruñó con fastidio, estando fuera del restaurante y del ojo público, Doménico no tenía por qué cuidar su imagen, así que justo ahí, estaba dispuesto a pe