No tenía que pensarlo por mucho más tiempo, después de haber estado analizando sus sentimientos y lo mucho que el nombre de Georgia se atravesaba por sus pensamientos, Doménico resultó llegando a la conclusión de que definitivamente quería tener algo con ella, probablemente era precipitado asegurar que tipo de relación quería con la mujer, sin embargo si algo estaba claro era que el hombre iba a hacer hasta lo imposible por hacer que las cosas entre ambos funcionaran, iba a encontrar momentos para estar a solas con ella, iba a seducirla hasta que Georgia no tuviera más remedio que caer rendida a sus pies.
–Buenos días, Georgia – la saludó él, quien fue el primero en llegar.
–¡Jefe! – ella miró su reloj – ¿Llegué tarde? – se cuestionó, ya que el hombre siempre llegaba después de ella.
