Georgia no entendía nada de lo que estaba sucediendo, la mujer estaba siendo llevada a ciegas a un hermoso restaurante en el que Alessandro alquiló un saloncito VIP únicamente para que él, Georgia, y sus seres queridos más cercanos pudieran compartir aquel momento que resultaría tan importante para sus vidas. -¿A dónde me estás llevando? – cuestionó ella, con una sonrisa entre los labios. -¡Deja de ser tan ansiosa, mujer! – la reprendió Alessandro. -¡Yo te diré dónde estamos! – chilló Thomas. -Tu no hables mocoso – Jeremy cubrió la boca del niño con su mano. En medio de risas y juegos los cuatro llegaron hasta aquel saloncito en el cual ya se encontraban Valery y su novio esperando por el resto de las personas. Solo hasta que estuvieron ahí, Alessandro le quitó la venda a la mu

