–¡Georgia! Tenemos que hablar – dijo Valery, quien había estado comiéndose las uñas esperando hasta que su amiga llegara. –No tengo nada que hablar contigo – gruñó Georgia, poniéndose el delantal y amarrándoselo en la parte trasera de la espalda. Aunque la noche anterior Georgia había estado tan cansada que hizo a un lado todo lo que sucedió, la verdad era que, las acciones de Valery la pusieron en riesgo, si ella no la hubiera dejado sola, Georgia probablemente no habría recibido esos tragos a un extraño, y por ende, no habría terminado durmiendo en casa de Alessandro…Alessandro, al recordar su nombre, ella pensó en aquel mensaje de texto que aún no había respondido. Si es que acaso él creía que tenía algún poder en la vida de Georgia, entonces estaba muy equivocado y ella se lo iba