Capítulo 11: Volver a Empezar

1024 Palabras
Dos días después: 11 de octubre Definitivamente, no soy un psicólogo ni un experto en tratar a personas que han tenido un trauma. Sin embargo, recuerdo que, durante mis años de entrenamiento en la milicia, nos han enseñado a cómo tratar con víctimas de abusos y de la guerra; algo que muchas veces va de la mano. La guerra jamás ha traído nada bueno, mucho menos para las mujeres, ha habido momentos donde me acostumbraba a lo que los enemigos le hacían aun siendo inocentes. Hoy me toca tratar con una víctima más, una que no es una desconocida, sino que el amor de mi vida y eso lo cambia todo. He tenido que pasar por diferentes estados de ánimo en estas últimas 48 horas. He sentido rabia, ganas de vengarme de quienes les hicieron daño, he sentido culpa por no poder cuidarla, y ahora esta enorme necesidad de ayudarla. Sé perfectamente que debo dejar qué otras personas se encargan de todo, mi prioridad ahora es ella. No quiero concentrarme en nada más que no sea hacerla feliz y para eso el mundo exterior debe dejar de existir por un tiempo. Este escondite nuestro debe transformarse en un refugio, en un hogar, y en el sitio donde curaremos todas las heridas. He estado planeando cada detalle esta noche y es que, para empezar a acercarnos, es necesario qué cuide cada paso que demos. Observo la mesa que he preparado sobre la playa y sonrío ya que jamás he hecho algo tan romántico por alguien. La vista es perfecta, el sol ya se está escondiendo, las olas del mar siguen rompiendo en la orilla, y las antorchas van iluminando el camino y todo el alrededor de dónde está la mesa. No soy un gran chef, pero esta noche me he esmerado en prepararle lo mejor, el vino ya está esperando por nosotros en aquella mesa, y yo, estoy aquí a pocos metros esperando a que ella salga. Estoy nervioso, no sé cómo vaya a funcionar todo esto. Tengo miedo de que jamás podamos volver a empezar, De que todo lo que le hicieron nuble las posibilidades de que seamos felices. Inhalo y exhalo unas cuantas veces tratando de dejar los miedos atrás, hasta que de repente me quedo sin aliento cuando la veo salir de la casa. Yanna camina hacia mí con un precioso vestido blanco que la hace ver como un angel y amo la manera en que su cabello se entrelaza en esa trenza que la hace ver tan hermosa. «Contrólate» me repito una y otra vez por dentro, y es que me niego a hacer algo que la asuste. Cuando finalmente llega frente a mí, la regaló una sonrisa que espero que pueda decir todo lo que me pasa por dentro —Te ves preciosa, mi torbellino—La halago, y ella observa detenidamente. De seguro no me veo tan guapo como ella, pero este pantalón de lino color azul Francia y camisa blanca me pareció lo más adecuado para este clima —Tu también te ves muy bien— Comenta sonriente y me sorprendo cuando se acerca un poco más y cuela sus brazos por encima de mis hombros —Quítame todos los miedos, no permitas que me aleje de ti por favor— Me piden un susurro que me deja sin aliento. —Es lo que más quiero, de verdad anhelo poder sanar una a una tus heridas. Sé que no es fácil todo lo que te pasó, pero te prometo que te voy a tomar de la mano y a rescatarte de donde sea que te hayas caído— Expreso con sinceridad y acarició con delicadeza su rostro. —Empecemos de nuevo, tratemos de volver a ser los mismos que fuimos cuando éramos tan felices—Sugiere y asiento inmediatamente. —Eso es lo que vamos a hacer, rescataremos los buenos momentos entre los dos y construiremos muchos más juntos y mejores— Le dejo saber y sin dejar de mirarla a los ojos sonrío —¿ puedo comenzar por besarte?— Averiguo y al ver que ella asiente, me acerco lentamente a sus labios. —Te amo, y te voy a amar siempre—Pronuncia cuando la distancia es casi inexistente. —Y yo te amo a ti, te prometo que te voy a rescatar toda mi vida de cualquier situación que se pueda presentar—Pronuncio, y finalmente la distancia entre nuestros labios se desvanece haciendo que entre los dos comience un beso de esos que saben a buenas noticias. El sabor de sus labios siempre será mi sabor favorito, tengo miedo de presionarla, de besarla con exigencia, pero es su lengua la que exige acceso para enredarnos en un beso de esos que podrían encender cientos de fuegos artificiales. Nuestras respiraciones se agitan como lo hacían durante los buenos tiempos, y me veo obligado hacer que pausemos por un momento —Solo tu boca me puede curar de todo mal— Pronuncia mirándome a los ojos. —Y solo tus labios pues sentirse como a mi hogar— Expreso sonriente. —Gracias por no rendirte conmigo, gracias por seguir insistiendo en la posibilidad de que seamos felices— Habla con sus ojos repleto de lágrimas contenidas. —Jamás me rendiré contigo porque creo fervientemente en la posibilidad de que tú y yo construyamos una vida en conjunto—Admito, y ella me mira un tanto sorprendida. —¿ Una vida juntos?—Cuestiona y asiento. —Una vida juntos—repito y acaricie sus brazos —Pero por ahora, mejor reconstruyamos un momento romántico entre los dos—Propongo el átomo de la mano para hacer que mires hacia la playa. —¿Tú has preparado todo esto?— Inquiere sorprendida y asiento. —No iba a desperdiciar la oportunidad de una cita romántica en el paraíso, ¿ no lo crees?— Explico haciéndola sonreír. —Estoy de acuerdo, es un paraíso, y es romántico— —Entonces, comencemos esta velada—Propongo ofreciéndole mi brazo para que juntos barramos hacia la mesa y así dar inicio a esta especie de nuevo comienzo entre los dos.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR