Al día siguiente: 8 de noviembre Despertar y verla durmiendo a mi lado se siente diferente ahora y supongo que es porque ahora sé que no somos solo nosotros dos. Me pierdo en cada detalle suyo y sueño despierto con el momento en que se empiece a notar su barriga. Se supone que debería de estar lleno de miedos, dudas del futuro y hasta posiblemente debería tener esa sensación de querer salir corriendo al imaginar todo lo que se viene. Sin embargo, me pasa todo lo contrario, no veo la hora de tener a nuestro hijo con nosotros y eso que apenas acabo de enterarme de la noticia. Rozo sus brazos con la yema de dedos y me acerco un poco más para así inhalar su exquisito aroma. Esas pestañas vistas desde este punto de vista me vuelven loco, y es que mi imaginación comienza a hacer su parte. «