—A-analia —tartamudeó el hombre frente a ella, lucía nervioso y un poco culpable. —¿Qué pasa, Andrew? —rió ella. Ella se acercó a él, con cuidado apartó el arma de su marido, rozó sus labios y le dejó un pequeño beso sobre ellos. —Te dije que te daría una sorpresa. ¿Quieres verla? —inquirió juguetona. Él había enmudecido, no sabía que decir ni qué hacer, sabía que las cosas se complicarían aún más con ella, pues se había enterado que la había engañado. —No...—ella le puso su dedo índice en la boca para que no dijera nada. —No digas nada, mi amor. —miró a Mattew despectiva —Síganme. Se separó de él y se dio la vuelta para caminar hacia el sótano. Los hombres se miraron entre sí antes de seguirla. Damián terminó de bajar las escaleras y fue tras los demás pero antes asegurándo