— E-Eres una chica… Sus palabras, y la manera en que las pronunció, fueron como una sentencia. Cameron supo, aun antes de procesar por completo lo que había escuchado, a lo que Pablo se refería: que por fin había descubierto la verdad. —P-Por favor… —suplicó ella, sin atreverse a mirarlo—, no te enfades, por favor… Él no le contestó, solo se mantuvo en silencio algunos segundos más. Tras unos cuantos instantes más ella por fin se atrevió a mirarlo, temerosa y asustada de su posible reacción. Sentía la ropa húmeda pegada al cuerpo y su corazón aún latía asustado por la experiencia recién vivida. Pero nada la lastimó ni la hizo odiarse tanto, como cuando vio la forma en que él la observaba. Como si esperara despertar de una pesadilla en cualquier momento, como si no terminara de creer