Kayda Dabria Mi reparación se entre corta bajo su mirada, es pesada y aún mi intención es que se distraiga en mi cuerpo, no lo hace, el está tranquilo e impecable. — Tarde o temprano regresarías — responde fríamente poniéndose de pie, retrocedo casi cayendome pero el me sostiene por la cintura, el movimiento es ágil que me pone nerviosa — eres aún más bella que el primer día que te admire — su alemán le provoca algo a mi cuerpo que me pone nerviosa — Respira Kayda — me ordena. No me doy cuenta que no lo hago hasta que el me dice, suelto el aire que no sabía contenía y respiro profundo. — Si no estuvieras jugando conmigo sería más fácil — le hago saber soltandome de el — he venido aquí por una sola cosa. — ¿Olvidar a tu mascota? — se divierte poniéndome de los nervios. — ¿No te gusta