HANNAH Creo que estuve media hora en el jardín delantero de la casa, nuestra nueva casa. Joshua pasó nuestras maletas a mi se me clavaron los pies allí fuera, en el camino de piedras lisas que hacían un leve sendero sobre el césped. La fachada blanca, con el tejado azul oscuro me recordaba a mi casa, y supongo que fue por eso por lo que más me gustó. Estaba emocionada, el corazón me iba a toda velocidad en el pecho y me había arrugado la falda del vestido de tanto juguetear con él por los nervios. —¡Hannah! —me gritó Josh desde dentro de la casa. Se asomó por la puerta y me agitó los brazos—. No hemos encontrado una casa para que te quedes en la calle, ¿vas a entrar o qué? Y que Joshua me demostrara lo mucho que me quería cada día, me hacía sentir muy segura con él a mi lado. A vec