Lissana volvió a soñar con Tarik esa noche, aunque era el mismo sueño, se encontraba en aquella habitación en la que Tarik se encontraba postrado en una cama de flores. Ella se acercó e intentó acariciar su rostro, a pesar de lo pálido que se veía, se sentía cálido al tacto. — ¡Tarik! Lo llamó, pero él no respondió, ella se quedó mirándolo durante un buen rato como si esperara a que él despertara, pero no lo hizo, sus ojos se mantuvieron firmemente cerrados. Lissana tomó su mano, suave y cálida, igual que la recordaba. — ¿Por qué no despiertas? Pregunto sin recibir ninguna respuesta, solo había silencio en aquella habitación, un incómodo y sofocante silencio, más que una habitación, aquel lugar parecía una tumba. Cuando Lissana despertó, se quedó mirando su mano, aunque había sido un