Los hombres bajan sin decir nada, hasta qué...
—¡Baja del maldito auto ahora, Deva!
¡Es él...!
—¡Policía, ayúdeme! ¡Este es el hombre asesino que me tiene secuestrada!
—Mujer, no podemos hacer nada, trabajamos para el señor Gray, buenas noches.
—¡Baja del maldito auto, Deva!
—¡No, no haré!
—¡Deva, baja del puto auto!
Estoy perdida, no me queda de otra que salir. Él me toma del brazo y camina junto conmigo.
—Sube al auto —me dice. Nunca había escuchado una voz tan fría como la suya.
Subo al auto y él viene a mi lado, no puedo mentirme a mí misma. Sé que me va a golpear y después encerrar en ese lugar frío, tampoco podré ver a mi hija. La maldita policía está de su lado y no puedo pedir ayuda.
¡Maldición, estoy acabada! Lloró de impotencia, todo esto es culpa de mis malditos padres.
—Deva, no llores, no soy el bastardo que piensas, aunque sabes que mereces un castigo por lo que hiciste, ¿verdad? Confíe en ti y me decepcionaste.
No quiero responder, solo quiero que esta maldita pesadilla termine, ir a casa y dormir junto a mi pequeña.
Llegamos a la maldita mansión, bajo del auto y escucho a Alina.
—Alina, llévate a mi hija.
—Sí, señor Gray.
Le doy la bebé a la chica, no quiero que este maldito le haga daño a mi niña por mi culpa. Sé que Alina cuida bien de ella.
—¡Adrián!
—Sí, señor.
—Llévala al poso y espérame allí, debo hacer una llamada y vuelvo.
—¡Espera, no quiero estar en ese lugar!
El hombre me toma de la cintura.
—¡No me toques!
El hombre pone su mano en mi boca, lo muerdo con todas mis fuerzas. Siento ese sabor metálico de la sangre en mi boca.
—¡Maldita, perra!
El hombre me da una bofetada que me hace caer al suelo, después patea mi estómago haciéndome escupir sangre, escucho a alguien aproximarse.
—¡¿Qué fue lo que hiciste, bastardo?!
—¡Jefe, perdóneme, me mordió y tuve que golpearla!
—¡Sabes que ella es parte de mí! ¡Les dije que no la tocaran! ¡Dije que quien se atreviera tan siquiera a verla le sacaría los ojos y cortaría sus manos!
—¡Por favor, jefe, se lo suplico! ¡No me haga daño¡¡Señora Gray, perdóneme, pídale a su esposo que no me haga daño!
El hombre me toma de las manos.
—¡Sé lo suplico, tengo un pequeño de la edad de su hija!
—¡Marcos!
—Estoy aquí, jefe.
—Llévalo al calabozo, creo que mis cocodrilos mascota tienen hambre. Arrójalo, hace tiempo que mis mascotas no comen porquerías.
Ahora me doy cuenta lo peligroso y psicópata que es este hombre, si intento escapar y abuso de su paciencia me hará algo igual.
Dominic me levanta del suelo y me carga en sus brazos.
—Dominic, no lo hagas, solo se defendió por lo que le hice.
—No, no puedo, Deva. Me prometí que si te tenía conmigo una vez más no dejaría que nadie te toque, no te volveré a perder jamás, ni a ti y Emily.
—¿Volver a perderme?
—¡Señor, por favor!
—¡Dominic, por favor! No le hagas daño.
—Tú puedes perdonarlo, pero yo no puedo, te llevaré a la habitación.
—Dominic, espera, hazle lo mismo que me hizo y despídelo, pero no le quites la vida.
—No puedo decir que no, eres mi único punto débil. Sabes que siempre lo fuiste, cariño.
—Córtale la mano con que golpeó a Deva, déjalo ir, si sobrevive es por suerte.
Él me lleva a la habitación y me deja sobre la cama.
—Pensé que no le harías daño, te lo pedí.
—Deva, no me hagas esto, aún estoy muy molesto contigo.
—Tengo miedo.
Él se sienta al borde de la cama y toma mi mano.
—Lo sé, entiendo que estés molesta, Deva, pero ya te perdí hace años y también a nuestra hija.
—No lo entiendo.
—No tienes que hacerlo, Deva.
—Me llamaste puta y dijiste que solo estaría aquí por un año.
—Solo estaba muy molesto, nos enamoramos cuando éramos jóvenes, nos juramos amor eterno y te enamoraste de Tony. Estaba tan molesto y quería odiarte, pero me es imposible hacerlo.
Ahora me da aún más miedo este tipo, creo que está demente, es mejor que no le lleve la contraria.
—¿Me dejarás ver a Emily mañana?
—Todo depende de tu comportamiento, Deva. Te dejaré descansar, Alina vendrá pronto y te ayudará con tus heridas.
Él besa mi frente y cuando está a punto de irse me toma de la mano.
—¡Por favor, déjame dormir con mi hija! Juro que nunca volveré a escapar, lo prometo.
—No puedo volver a creer en ti, Deva. Me hiciste mucho daño al escapar.
—Lo sé, pero prometo que no volverá a pasar, Dominic.
Suelta mi mano y sale de la habitación.
—¡Espera, por favor!
—Deva, el señor Gray se fue, no grite o despertará a la niña.
—¡¿Mi pequeña?!
—Sí, el señor Gray me dijo que se la diera, pero me pidió que primero cure sus heridas.
—Está bien, Alina.
Alina cura mis golpes y después me entrega a mi pequeña.
—Buenas noches, Deva, si necesitas algo solo llámame.
—Te lo agradezco, Alina.
Ella sale de la habitación, cuando tengo a mi bebé en brazos me siento tan feliz y aliviada. Emily es la fuerza que necesito para no perder la razón en este momento.
Me acuesto junto a mi bebé, ella está dormida. Intento dormir un poco, me duele la cabeza, no puedo dejar de pensar en lo que dijo ese psicópata. Habla de nosotros como si nos hubiéramos conocido antes, me siento tan confundida.
Cometí un error al escapar esta noche, necesito ganarme aún más la confianza de este loco para escapar, sé que la policía está de su lado. Necesito que tenga plena confianza en mí, así podré salir sin que piense que me escaparé, puedo huir a otro país.
Las horas pasan y parecen ser eternas, la puerta de la habitación se abre, cierro los ojos y finjo estar dormida.
Él se quita los zapatos y se acuesta detrás de mí, pega su cuerpo al mío. Levanta mi cabeza para que pueda apoyarme en su brazo, él besa y acaricia mi cabello, sus manos están frías.
Mi espalda toca su pecho desnudo, me hace sentir escalofríos. Él deja mi cabello para acariciar mi vientre. Introduce su mano en mi vestido lentamente y la coloca sobre mi pecho, pellizca mi pezón y después siento sus labios en mi cuello.
Estoy paralizada, ¿qué hago? Mi cuerpo no reacciona, es como si no pudiera moverme.
Continuará...