Natalie —E-Ethan… aquí no. —Pero no quiero esperar a la tarde —y sin esperar respuesta, alzó mi pierna y entró, arrancándome un fuerte gemido y un gruñido de total placer a él. —E-Es muy temprano para hacer tanto ruido… No pude evitar molestarle, aunque sabía que tenía razón. Teníamos poco tiempo, en veinte minutos debían estar abajo, subiendo a la limusina para ir a la escuela. —L-Lo siento… Es que estamos haciendo algo prohibido —gemí en su oído, mientras sentía cada deliciosa embestida que él me proporcionaba. —H-Has comenzado a apretarme más fuerte —gimió él, aumentando la velocidad—. ¿Acaso has recordado que soy tu primo hermano? Abrí los ojos e intenté golpearlo, pero toda mi voluntad flaqueó, al sentir una embestida más fuerte que las otras. —Ah… —gemí, mientras que lo apre