Decidimos ir de viaje a Suecia y como estaba haciendo un frío terrible, fuimos de compras toda la mañana.
Natalie estaba contenta de que hubiera decidido viajar, pero es que necesitaba despejarme y qué mejor a aprovechar las vacaciones de invierno.
De vuelta en el hotel nos tocó un delicioso y confortable almuerzo, además de un par de horas de sueño para reponer energías y bajar la comida, que iban a la perfección con el día nevado que había en este momento.
A a pesar de no haber compartido tanto en toda la mañana, durante la siesta, de alguna forma, consigue colarme al cuarto de Natalie, para pasar ese rato junto a ella.
—¿Estás durmiendo? —pregunté, entrando.
—No —ella apartó la mirada del libro que estaba leyendo.
—Lástima —musité para mí mismo—. Planeaba sacarte fotos dormida y l
