-Levantate. Es día de escuela —la voz chillona de mi hermana era insoportable de no oír. —Vamos. Sabes que tienes que levantarte temprano para ir, te toma media hora llegar a la universidad —ella tenía razón. Si no me levantaba ahora, lo lamentaría. —Eres una bruja —aullé somnolienta. —Me amas por serlo —rió. Le gustaba hacerme esto, ya que ella se había graduado hace un año de la universidad. La envidiaba porque ella ya no se mataría estudiando ni haciendo trabajos para pasar el semestre. ¿Por qué para sobrevivir tienes que estudiar? Maldita ley que lo exige. Si yo llegara a ser presidente algún día, quitaría esa ley. ¿Pero cómo viviríamos? Ese era otro problema, bueno cuando fuera presidente lo arreglaba, porque enserio la vida no podía seguir torturando a los adolescentes. Mientras ta