Katherine. Ayer el doctor dijo que mi pequeño necesitaba muchas pruebas. En este momento me encuentro en la oficina del doctor para saber los resultados de mi pequeño. Muerdo un poco mis uñas, siempre tengo ese mal hábito cuando estoy nerviosa. El doctor entra y la expresión en su rostro me hace sentir aún más preocupada. —¡¿Qué pasa con mi hijo, doctor?! —Katherine, te lo diré de una vez, tienes que ser fuerte. Nicolás tiene leucemia, necesita medula ósea, te harás exámenes al igual que los miembros de tu familia para saber quien podría ser compatible con el pequeño. —Doctor, Nicolás no es mi hijo biológico, yo lo crie, es mi hijo, pero sanguínea no lo somos. —¿Sabes si el pequeño tiene algún otro familiar? Hermano, tío, padre. Al escuchar la última palabra mi corazón se detiene.