Alessandro.
Todos en esta vida tienen un precio, no existe persona decente ante una propuesta ostentosa de dinero. Ahora tengo a este bastardo en mis manos.
—El dinero estará en tu cuenta en media hora, ¿qué paso contigo, Julián? Juraste que eras fiel a esa puta y vienes a negociar conmigo por información.
—Eso no es lo importante, le di información y la prueba de ADN del pequeño, tengo que irme.
Como dije, todos en esta vida tienen un precio.
Salgo de la oficina y me dirijo al aeropuerto, quiero despedirme de mi futura esposa. Ella se irá, es lo mejor. Los meses que este sin ella solo los usaré para recuperar lo que me pertenece.
Katherine.
Han pasado tres días y no se nada de Julián. Me dirijo a la cocina para desayunar con mi pequeño. Me siento a su lado y él me regala una hermosa sonrisa.
—Pequeño, ¿sabes algo del tío Julián?
—Se despidió de mí hace tres días, mami. Salimos juntos antes de que se fuera.
—¿Se fuera?
—Sí, me llevo por un helado de chocolate y me pidió disculpas, me dijo que te cuidara y que algún día nos volveríamos a ver. Corto un mechón de mi cabello, dijo que era para recordarme.
—¡¿Para qué quería tu cabello?!
No quiero que mi pequeño se estrese, no haré más preguntas. Julián trabajó para mi padre por años, es más, mi padre pagó por sus estudios y lo trato como su hijo. ¡No puede traicionarnos!
—¿Estás triste, mami?
—No, pequeño. ¿Cómo podría estar triste? Tengo al mejor hijo del mundo, es un niño obediente, guapo y encantador. Tú eres mi príncipe.
—Tú eres una princesa, mami.
—Te amo, hijo.
—Yo también, mami.
—¡¿No hay desayuno para mí?!
—¡Tía, Elsa!
Escuchar la voz de Elsa me hace querer saltar a sus brazos al igual que mi pequeño. Elsa tiene mi edad y antes eran nuestros vecinos, pero creamos un vínculo de hermanas.
—¡¿Cómo se encuentra mi sobrino favorito?! Te amo tanto, mírate, ¡estás enorme!
Ella me abraza con fuerza.
—¡Katherine, te extrañé tanto!
—Yo aún más, Elsa.
—Te pido una disculpa, Katherine.
—¿Por qué, no lo entiendo?
—La muerte de tu padre, mi madre no me dijo nada hasta que termine la carrera.
—Yo se lo pedí, Elsa.
—¡¿Por qué lo hiciste?! Desde que teníamos seis años nos prometimos decirnos todo.
—Lo siento, Elsa, estabas por terminar tu carrera y no quería perjudicarte.
—Está bien, te perdono solo porque te extrañe mucho, Katherine. Pequeño príncipe, ve a la sala, te espera una sorpresa.
—¡Gracias, tía Elsa!
—Buen trabajo, hermana. Tu pequeño es tan feliz, es un niño obediente y tú eres una mujer admirable, recuerdo cuando te pedí que estudiarás en Alemania conmigo. Te negaste porque querías ser la madre de Nicolás. Muchas mujeres abandonan a sus hijos y tú criaste a un pequeño dejando tus sueños a un lado.
—Lo amo más que mi vida, al igual que te amo a ti y a mi padre que en paz descanse.
—Lo sé, hermana. A propósito, ¿cómo es eso que fuiste y le reclamaste a Alessandro William?
Volteo a ver a Sandra.
—Yo no dije nada, mi niña.
—Me lo dijo todo Julián, Katherine.
Mi celular suena y veo un mensaje de un número desconocido.
"Todos tienen un precio, muñeca. Tú no tienes precio, pero tienes un punto débil y lo usaré a mi favor. Si quieres llegar a un acuerdo esta es tu última oportunidad".
Veo las imágenes. Es la prueba de que Nicolás es su hijo, la segunda imagen es de Julián cortando un mechón de cabello en la heladería y después escucho un audio de Julián y ese bastardo.
—¡Katherine, estás temblando y pálida! Hermana, ¿pasa algo?
—¡Ese maldito me traiciono! Lo voy a matar.
Le enseñó las imágenes a Elsa.
—¡Hijo de perra! ¡¿Por qué lo hizo?!
—Hace algunos días me pidió matrimonio, le dije que no, yo no siento nada por él. Nada más que agradecimiento porque mi padre confiaba en él, yo también lo hacía.
Ese bastardo me envía otra imagen.
"Olvide lo más importante".
La última imagen muestra una hoja de petición al juzgado, esto me hiela la sangre. Quiere a mi hijo ahora que sabe que es su padre biológico, usará a mi hijo para obtener todo lo que quiere.
No lo voy a permitir.
Tomo mis llaves y salgo de la mansión.
—¡Katherine! ¿Qué haces, a donde vas?
—¡Con ese bastardo! Le dejaré claras algunas cosas.
—No lo hagas, mi padre tenía algunas acciones en común y renuncio a ellas porque Alessandro, Christian y Máximo William lo amenazaron. Esos hombres son peligrosos, no te metas con ellos, tú tienes mucho dinero para vivir toda tu vida con tu hijo.
—No se trata de eso, él quiere los viñedos. Todos esos terrenos le pertenecen a mi hijo. ¡Tú también le tienes miedo a ese bastardo! Todos me advierten sobre ellos, yo no les tengo miedo. Iré por ellos.
—Hermana, eso es lo que Alessandro William quiere, esperas que reacciones de esta manera, no le des ese gusto a ese maldito.
Elsa tiene razón, no le daré el gusto a ese hombre.
Horas después.
Lo pensé por horas y entiendo que quiere volverme loca. Actuaré con algo que él no tiene. Madures.
Le llamo y espero que ese bastardo me conteste.
—Escuchar su voz me hace querer gritarle, pero tengo que calmarme.
—¿Qué quieres, muñeca? Estoy ocupado, claro, los que si trabajamos, tú no sabes de eso.
—No quiero pelear contigo, necesito que nos veamos esta noche, ¿quieres tomar algo?
—Sabía que podías ser sumisa, ¿qué pasa, muñequita? Tienes miedo y por eso quieres que nos veamos en un lugar público.
—Somos adultos y solo quiero que lleguemos a un acuerdo.
—Está bien, te regalaré un poco de mi preciado tiempo, te enviaré la dirección de un sitio para que podamos hablar o algo más.
—¡¿A qué te refieres con algo más, bastardo?!
—No lo sé, si el abuelo te dejó toda su herencia y tú eras su puta, supongo que follas bien, tengo curiosidad, ¿tan buena eres en la cama? ¿Cuánto por una noche, me harías un descuento por ser familia?
—¡Hijo de pu...!
Me colgó. ¡Maldito bastardo! Me dejó hablando sola.
Busco el arma que guardo bajo llave en la caja fuerte de mi habitación. Iré a la cárcel y estaré algunos años, pero no permitiré que mi hijo viva con ese hombre.
Mi padre una vez dijo, muerto el perro se acaba la rabia. Entonces mataré al perro para que la rabia se acabe.
Continuará...