Alessandro.
Camino alrededor de mi oficina en la mansión. No puedo pensar, es como si no pudiera concentrarme, solo pienso en una cosa.
«¿En una cosa o alguien?». ¡Maldita conciencia que sabe cuando guardar silencio dentro de mi cabeza! No estoy pensando en esa mujer, pienso en mi futura esposa, amo a mi novia.
«¿Tienes que convencerte a ti mismo para creer que en verdad la amas?».
Golpeó con fuerza mi escritorio, odio tener tantos pensamientos invasivos en mi cabeza, lo peor de todo es que no puedo hacerlos callar. Tomo mis calmantes y después me dirijo a mi habitación.
—¡Señor! Iré de compras, ¿necesita algo más?
—¿Dónde está Carmen?
—Usted la despidió hace algunos días, señor.
—¿Y Rose?
—También la despido, señor.
Las despido porque son unas malditas inútiles.
—Está bien, María. Prepárame un té y después puedes irte.
—Lo haré enseguida, señor.
Corro a mi habitación, sin ella no puedo vivir.
Abro la puerta de mi habitación y me inclino un poco para abrir su jaula. Lo siento, pequeña. Pronto podrás ser libre, solo aguanta un poco.
—Eres tan importante, tú eres la única chica a la que amo, no hablas, no me causas problemas y eres adorable, ojalá fueras humana.
María llama a mi puerta. Escondo a mi princesa rápidamente.
—¡Pasa! Deja el té sobre la mesa y vete.
—Está bien, señor.
Ella se va y continuó con lo mío.
—Eres la más hermosa del mundo, mi princesa. Sé que mañana es tu cumpleaños número uno y te daré una sorpresa que tengo para ti.
Hace un año encontré a una pequeña liebre, estaba herida, la curé y es lo que más amo, nadie sabe que existe, siempre la ocultó. No me gusta estar rodeado de personas. María solo hace el aseo cuatro veces por semana y no duerme en la mansión, pasa lo mismo con Marcel. Así que cuando ellos no están mi pequeña es libre.
Salgo al enorme patio y la dejo libre. Después me dirijo a mi pequeño huerto. Trabaje mucho para cultivar muchas verduras para mi princesa. Tomates, lechugas, zanahorias y muchas más.
Mi princesa es de color blanco y café, ¿qué vestido puede combinar para mañana?
Le llamo a un experto, lo conocí por Annaliese.
—¡Hola, señor Castiel!
—Hola, Alessandro, ¿cómo te encuentras?
—Muy bien, señor, necesito algo con urgencia, pero quiero la mayor discreción.
—Puedes confiar en mí, Alessandro.
—Usted vende ropa de marca para perros y gatos con clase, ¿puede hacer un vestido para mi liebre? Es mi princesa y cumplirá un año.
—Por supuesto, le enviaré algunos vestidos mañana temprano y podrá elegir el que más le guste.
—Pensé que solo vendía ropa para gatos y perros.
—Hago para muchos animales, algunos millonarios son muy exóticos.
—Gracias, señor, espero con ansias.
Después de tres horas escucho un auto. Sé que Marcel y María regresaron a la mansión.
Hago un sonido de chasquidos con mi boca, mi princesa sabe que es la señal, ella viene corriendo hacía a mí. Es tan hermosa.
Subo a mi habitación y la dejo en su jaula.
Escucho a María gritando mi nombre desde la entrada, odio que haga eso.
—¡Señor, pasa algo terrible!
—¿Qué cosa, María? Sabes que odio los dramas.
—La tarjeta que me dio para comprar fue rechazada.
Esto es extraño.
—No te preocupes, no hagas dramas, sabes que lo odio. No te preocupes, talvez solo es un error, lo solucionaré pronto.
—Está bien, señor.
Tengo que averiguar lo que está pasando.
Katherine.
Espero en un hermoso restaurante a un abogado. El mejor amigo de mi padre me recomendó a su hijo, Ángel Sandel. El señor Sandel, padre, me dijo que ya habían comenzado con el dinero de ese maldito. Quiero saber como va todo, él es el mejor abogado de prestigio, espero que su hijo sea igual o mejor que su padre.
Un hombre agradable me sonríe y se acerca a mí.
—Usted debe ser Katherine William.
—Un placer, usted debe ser Ángel
Sandel.
—Sí, lo soy, el placer es mío.
—Gracias por ayudarme, lo que yo quiero es...
—Permítame, señorita. Espero que no le molesté, ayer mi padre me explicó el caso, además de que él conocía mucho al respecto, ya que mi padre conocía al señor William desde hace muchos años, así que comencé y espero que le dé mucho gusto la noticia que tengo para usted.
—Por supuesto, lo escucho.
—Trabaje sin dormir y tengo contactos con muchas personas, incluyendo la élite del banco. Apartar de este momento el señor Alessandro William no puede usar su dinero, sus tarjetas de crédito y dinero fue bloqueado, mañana le llegará a su mansión una orden judicial de incautación de bienes.
No voy a mentir, esto me hace sentir tan tranquila. Ahora ese maldito bastardo no tiene nada.
—No sabe como se lo agradezco, ahora sé que son los mejores, tengo una pregunta, ¿qué pasará con las empresas?
—Son tres empresas de exportación, son suyas, puede hacer con ellas lo que le plazca, señorita Katherine. Alessandro William ahora no tiene ni un centavo, pues todo era de su abuelo, y ahora le pertenece a usted, por supuesto.
—Gracias, te daré el pago que habíamos hablado, pero tres veces más de lo que habíamos acordado, será un regalo por tu esfuerzo.
—Gracias, señorita.
—¿Quieres cenar conmigo, Ángel?
—Será un placer, señorita.
Esta será una cena increíble, ya que también saborearé la venganza y no voy a mentir, se siente realmente bien.
Al día siguiente.
Mientras desayuno con mi hijo recibo una llamada. Una sonrisa se curva en mis labios al ver el nombre en la pantalla.
—¡Hola!
—¡Eres una maldita puta!
—Creo que ya te llego la orden, fui amable contigo, te lo advertí. No te metas conmigo o te dejaré sin nada, ahora por lo que me hiciste la otra noche, espero que te pudras en la pobreza, maldito bastardo.
—¡¿Quieres jugar así, maldita?! Entonces puedo jugar, haré que te arrodilles ante mí y que supliques por mi perdón. Te quitaré a ese pequeño bastardo que tanto amas, también pagaras por arruinar el cumpleaños de mi princesa. Arruinaste el día más feliz de quien más amo con toda mi vida. Saborea la venganza por ahora, pues no durará mucho.
Él me cuelga. Sé que no hará nada, no es más que un cobarde. Además, yo soy la madre de Nicolás, no me importa sobornar a quien sea para que no me lo quiten.
Así mismo, ¿quién era su princesa? Dijo que era lo que más amaba, supongo que es el cumpleaños de su futura esposa. Que bueno que lo arruine.