(Narra Annie Rowan) ― ¿Bree? ― La llamé en cuanto volvió. La tía se fue directo a la cocina y ella se quedó como estatua en la entrada. Miré a mi tía en busca de alguna respuesta, pero solo negó con la cabeza. Eché un vistazo de nuevo a Bree pero ella ya no estaba, me asomé por la puerta y la vi correr hacia el mar. Sin pensarlo salí tras ella. ― ¡Bree! Ella legó hasta la orilla del mar y se dejó caer sobre la arena. No necesité llegar hasta ella para saber que estaba llorando. Me senté a su lado y guardé silencio. ― Me dijiste que todo iría bien. ― Se llevó las manos a la cara y comenzó a gritar. Eran gritos de dolor. Yo la abracé y ella se aferró a mí con fuerza. Su fuerza era tanta que mi cuello dolió. ― ¡Tú me lo dijiste! El corazón se me rompió. Le había dicho que todo saldría