Todos parecían tener mucho que pensar últimamente, los secretos de nuestra madre estaban en mi cabeza, aunque siempre fuese el más correcto y tratase de alejar a mis hermanas de los asuntos de nuestra madre, esta vez mi curiosidad era grande. — ¿Qué hacés? — pregunto el ángel que había escogido, si no me equivocaba su nombre era: Ailyn, ella era muy amable y hermosa, mientras que tormenta se mantenía alejada como si algo le molestara de mí. — Me gusta dibujar. — respondí con una sonrisa, siempre solía dibujar mientras pensaba, había escuchado que mi madre también amaba dibujar. — Esa es... — levanté mi dedo índice y lo puse en mis labios pidiendo que hiciera silencio, el ángel río. — ella no te ha hablado desde que estamos aquí cuidandote. — comento Alilyn. La mire. — Ustedes no están