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CAOS (Oscuridad Celestial II)

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Blurb

Cuando Mia pensó que todo había terminado.

Solo era el comienzo de algo mucho más poderoso de aquello que conocía.

Ahora que Alyssa la ha dejado, y con ello, parte de sus poderes. Mia, corre peligro.

Las brujas Supremas no se quedarán en silencio y harán todo lo posible para que el poder que se le ha quitado a una de sus hermanas, vuelva a ellas.

Mia está al acecho de cualquiera que pueda ir por ella. Desconfía de todos, y Nesh, no será una excepción. Más cuando ella misma sabe que se trata de un demonio. Lo que hace a este demonio un poco más misterioso, es el hecho, de que quiere ayudarla. ¿Por qué lo haría? ¿Y quién es él realmente debajo de toda esa magia que usa para cubrir su verdadera aura demoniaca?

Todo estará perdido si las brujas supremas llegan a Mia, y descubra una verdad que destruirá todo lo que conoce hasta ahora.

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PRÓLOGO
La lluvia sin cesar, todo parecía que la tormenta que caía en las calles de Melbourne no iba a parar pronto. Las fuertes pisadas de una mujer corriendo descalza no eran escuchadas por nadie. Todos estaban en sus casas calentándose por el frío que había esa noche. Parecía que Alaska se había mudado al sureste. Las ropas blancas iban teñidas de rojo, invocó un portal para llegar más rápido a su destino sin saber que eso le costaría su ubicación. Encontrándose enfrente del edificio de la mujer a la que había ido a advertir, sus piernas fallaron debajo de su cuerpo y se quedó sin aliento. Pronto su magia se veía disminuida, intentó levantarse, pero apenas y se arrastró. Ella sabía que se debía a que las brujas superiores estaban allí. —¡Detente! —gritó la voz en hebreo. Miró a Écater con enojo. Estaba a unos pasos de entrar al edificio donde podía encontrar a la mujer que la salvó de morir hace algunos años atrás y advertirle sobre el peligro que le avecinaba. Ella quería protegerla como prometió. —Estás cometiendo traición. Esta no eres tú, Alyssa. —su cabello purpura cubrió su rostro con la lluvia empapada. Estaba en el suelo arrastrándose porque sus piernas habían sido puestas bajo un hechizo poderoso que ni ella misma podía romper. Aunque era una de las descendientes de las brujas más poderosas, y elegida por los ancianos. Su poder había disminuido al cederle la mitad de ellos a ella. No podía ir en contra del hechizo de Écater. La bruja suprema. Junto a la bruja Écater, estaban sus hermanas, Medea y Circe. Todas llevando una capa roja que les cubría el rostro. —Lo que ustedes quieren no puede suceder. —espetó. —Es lo que todos hemos estado queriendo por millones de siglos. Tú te ofreciste para esta misión ¿se te olvida? Fue tu propósito desde el inicio. —sacude la cabeza. —Lo que quise antes, pero ahora, ya no. —pensar en ello la hacía sentir náuseas. —Matarás a muchas personas inocentes. —¿Cuándo te han interesado estos humanos asquerosos? —escupió Medea. —Tú también los odiabas, para ti eran más que basura humana. —Logré conocerlos. —dijo con voz trémula Alyssa —No todos son crueles. Hay salvación para algunos. —Tu no decides quien vive y muere, aquí —soltó Circe enojada. —Y ustedes tampoco —replicó. El hechizo de dolor fue puesto una vez más en Alyssa y se retorció en sus extremidades. —Ella es la culpable de que ahora estés tan débil. Sino le hubieras cedido la mitad de tus poderes, podrías contrarrestar este hechizo que te provoca dolor. Sacude la cabeza y su cuerpo comienza a temblar. —Ella no tiene la culpa, ella es inocente. —¡Mentiras! —gritó Écater. —Ella te llevó a la ruina y por su culpa estás aquí. Mírate, nos has traicionado. ¿cómo has podido hacerle esto a tu familia? Somos tus hermanas. —La bruja se giró para mirar la ventana del edificio donde yace la mujer que Alyssa protege tanto. —Ella tendrá su castigo, así como lo vas a tener tu. La haré pagar por la humanidad que puso en ti. Llegará su momento. —¡Déjala en paz! No te atrevas a tocarla. —los gritos llegaron a oídos sordos. Una risa gutural brotó del fondo de la garganta de la bruja mayor. —Regresemos a casa. Tenemos que castigar a nuestra hermana. Alyssa miró hacia la ventana de Mia con melancolía. No pudo hacer nada para detener a sus hermanas de llevarla consigo, hacia el infierno de donde había salido hace un momento. Sus piernas comenzaban a ceder bajo ella. —He cerrado todos los portales, para siempre. —escupió con sorna Alyssa. —Encontraremos una forma de volverlos a abrir —respondió tajante su hermana. —No hay ninguna forma. Solo yo puedo hacerlo. —Mientes. Tu escondes información que nosotros ignoramos. Cuando lleguemos al aquelarre te llevaremos con el brujo Nagga. Él te hará hablar, aunque no quieras. —al escuchar estas palabras, Alyssa se aterrorizó. Ella se delataría a sí misma en contra de su voluntad, era la especialidad de Nagga. Y entonces supo lo que tenía que hacer. Antes de irse del mundo terrenal tenía que proteger a Mia, si no sus hermanas vendrían por ella muy fácilmente engañándola. Le cedió todo su poder a ella, bajo un hechizo antiguo que nadie iba a poder revertir, más que la misma Mia. Concentró todas sus fuerzas y se zafó del agarre de sus hermanas, corrió bajo la lluvia y se elevó por los aires en la tormenta, e invocó su poder en un hechizo antiguo donde a través de la ventana lo hizo entrar en el cuerpo de Mia que yacía en la cama bajo un sueño profundo. El cuerpo de esta se iluminó y se alzó canalizando todo el poder que se le estaba entregando. Écater se elevó y trató de derribar a su hermana, pero Alyssa estaba dispuesta a morir en el intento de salvar a Mia. Pero ya era demasiado tarde, el poder había sido cedido a la humana/demonio. El cuerpo de Alyssa se desvaneció en el aire y cayó como un caído del cielo con un ruido estrepitoso en el pavimento. Medea y Circe, la levantaron y con sus poderes la curaron mientras pasaban el portal para llegar al inframundo. Donde se le daría un juicio por traición. Mientras Écater yacía por los aires mirando a la humana dormir plácidamente. La repulsión y odio surgía por todos sus poros. Intentó hacer un hechizo de revertimiento de poder, pero fue inútil. El hechizo era antiguo y uno de los más poderosos cuando es cedido por el mismo brujo. No había revertimiento al menos que la humana/demonio fuera quien lo devolviera. Sintiéndose impotente tuvo que irse, no había nada que hacer. Si la mataba, el poder se iba a volver en contra de ella. Era la protección del hechizo antiguo. Atravesó el único portal que quedaba abierto creado por Alyssa para llegar al inframundo, sabiendo que iba a volver para conseguir lo que necesitaba.  Y cuando el día llegara, el infierno se desataría en la tierra. Los ángeles bajarían para combatir una guerra con los demonios. Muertes, hechizos, espadas, y traiciones liderarían la guerra. El final, estaba cerca para los humanos y para Mia.

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