La Novia Sustituta del Millonario

SafeCreative Esta obra tiene todos los Derechos reservados por leyes de Copyright Registro – 2103117147281 El florero de medio millón de quetzales se estrelló contra la pared más cercana en la sala de la lujosa Mansión. —Tranquilízate, nada ganarás con enfadarte y destruir tu propia casa – El hombre lo miró fijamente la ira en su rostro le asusto. —¿Qué me calme? ¿Cómo pretendes que me calme? – dijo mientras otro adorno salía volando para estrellarse contra la pared —Nunca en mi vida, me he sentido tan burlado como hoy, precisamente hoy el día que se supone sería el más feliz de mi vida, ¿Cómo pretendes que me calme? El hombre irradiaba enojo por cada poro de su cuerpo, después de saber que la mujer que amaba lo había traicionado, le había visto la cara y había esperado hasta el último minuto para dejarlo plantado el día de su boda. Él no se convertiría en el hazmerreír de la sociedad por una mujer, de él nadie se burlaría. —Dile a Cantú que tiene menos de una hora para conseguir una novia sustituta, de lo contrario debe pagar los cinco millones de quetzales que adeuda. —No necesitas una novia sustituta Alessandro, lo que necesitas es cobrar el maldito dinero y olvidarte de los Cantú definitivamente, desde que los conoces tu vida se ha visto envuelta en muchos dimes y diretes que te dejan mal visto como un hombre serio de negocios. —Haz lo que te pido  Mateo, dile que esperaré en el altar —se giró y salió del lugar, aunque su matrimonio solo fuera por salvar su cara, los Cantú no se burlarían de él fácilmente. El ruido del cristal al romperse le sobresalto, mientras observaba detenidamente a sus padres. —¿No es cierto? ¿No pueden hacerme esto? ¿Estás loco? Papá no puedo casarme con él, no quiero formar parte de tu locura y no lo haré. —No te estoy preguntado maldita sea, sube a cambiarte de una maldita vez Verónica te casarás con Alessandro Santoro a menos que quieras verme tras las rejas y ver a tu madre postrada en un hospital, demonios piensa en ella, no solo pienses en ti El hombre estaba ardiendo en ira su hija mayor era la única responsable de todo este desastre, si ella no hubiese escapado con su amante el mismo día de su boda con Santoro, no tendría por qué obligar a su hija menor a casarse, él no iría a prisión, no tenía el dinero para Santoro, pero Verónica era un buen pago. —Todo esto tu culpa y de Valeria, no tenías por qué prestarle dinero, tanto dinero a Santoro para darte una vida de la que ya no formabas parte papá, te aprovechaste del tipo gracias al compromiso que tenía con mi hermana e hiciste préstamos y préstamos cada vez que se te ocurrió, mira a donde nos ha llevado, Valeria huyo con su amante y tú tienes deudas que nunca podría pagar —Verónica estaba enojada, ¿Cómo se atrevía su padre obligarla a casarse con el prometido de su hermana por dinero?, ella no quería hacerlo, conocía a Santoro el hombre era tan sexy como peligroso, si era justa y sincera consigo misma estuvo atraída por él al principio cuando su hermana lo presento por primera vez en casa, algo que la hizo sentir culpable por mucho tiempo. Y ahora simplemente tenía la oportunidad de casarse con él, una oportunidad que no deseaba, Santoro amaba a Valeria no a ella. —Verónica por favor, hazlo por mí, por mí por favor, no soportaría ver a tu padre en la cárcel, tampoco podría soportar en vivir en la pobreza y con la vergüenza que tu hermana ha traído a la familia, está en tus manos cariño, solo tú puedes ayudarnos, evítame todo este sufrimiento. Santoro está siendo amable con nosotros después que Valeria le ha hecho, si fuese otra persona tu padre estaría siendo arrestado y nosotros estaríamos perdiendo la casa que ha pertenecido a la familia por generaciones, piensa en eso Verónica por favor. Verónica no tenía corazón para ver a su madre sufrir de esta manera, su padre y hermana posiblemente no se merecían el sacrificio que sería casarse con un hombre que estaba enamorado de otra mujer, pero ¿su madre? Verónica esperaba que su madre no sufriera ¡jamás! Media hora después estaba parada frente al espejo, era una suerte que su hermana y ella fueran de la misma talla, el vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo, su cabello color caramelo había sido levantado en un peinado sofisticado, su cuello estaba adornado con un collar de perlas blancas, se giró para verse de perfil, el vestido era hermoso, pero no era suyo, respiró para liberar sus nervios, estaba esperando a su padre, tenían que ir a la Iglesia donde el Italiano esperaba por su novia sustituta. Verónica camino a paso lento hacia el Altar, el camino se le hacía cada vez más corto, mientras se repetía que esto lo hacía solamente por su madre, ahí al frente estaba el hombre más guapo que hubiera podido conocer, su traje blanco de corte elegante le hacía resaltar su piel morena, tenía una mirada con el poder de paralizarla, quería negarlo con todas sus fuerzas, pero no podía esconder la verdad, siempre lo había encontrado atractivo, ella sentía un insano deseo de haber sido ella la mujer que Santoro eligiera como novia, pero Valeria era la mujer por la que él se había interesado desde la primera vez que se habían visto. Alessandro Santoro vio caminar lentamente a su novia sustituta, quizá la respetaría si se hubiese negado al matrimonio, pero había aceptado, la avaricia debía ser grande tanto para olvidar su dignidad, Verónica Cantú era diferente de su hermana, aunque ambas estaban cortadas por la misma tijera, Valeria había renunciado a su amor y la vida de lujos que podía tener a su lado, mientras Verónica estaba dispuesta a casarse por interés, por miedo a la pobreza, estaba seguro que poco le importaría venderse por unos cuantos quetzales. La ceremonia transcurrió según lo planificado, si la gente se sorprendió o no cuando la novia había resultado ser la hermana no lo demostraron.  Bebieron y comieron del banquete a placer, sus padres reían mientras se esmeraban por atender a los invitados, ella era solo una espectadora en su propia boda. Sus dedos jugaban con la argolla de matrimonio en su dedo, no podía creer lo que había hecho, ¿En qué posición la dejaba todo aquello?, ¿tendría que dormir con su marido? ¿Desearía Alessandro hacerle el amor?  ¿La dejaría sola la noche de bodas o pensaría en su hermana mientras le hacia el amor? Verónica estaba atormentándose demasiado a su marido parecía importarle poco lo que ella pensaba, había estado bebiendo desde que llegaron a la recepción. —Haz hecho lo correcto hija. Estoy  muy orgulloso de ti —Alberto Cantú se acercó para abrazar a su hija, sin embargo Verónica escapo de los brazos de su padre. —No eres tu quien lleva el peso de esta argolla como un grillete papá y no lo hice por ti o para que te sientas orgulloso de mí, lo hice por mi madre, odio verla sufrir por tu culpa, sólo ten presente que a partir de ahora no esperes ver un sólo centavo de la fortuna de Santoro y procura por todos los medios conseguir el dinero que le debes, cuanto antes será mejor. Verónica no solía ser mal educada con su padre, pero las cosas se habían torcido de un tiempo atrás y solo había tenido decepción tras decepción del hombre que había sido su héroe desde niña, verlo caer ante sus ojos había dejado una herida profunda en su corazón, pero lo que casi le hizo odiarlo fue el hecho de no saber aceptar que se había equivocado y aprovecharse de un hombre que sólo era el novio de su hermana. —Sonríe Verónica, la gente no puede darse cuenta que estas aquí obligada por tus padres —Ella sonrió y agradeció a su amiga Isabella, no habría sido capaz de permanecer de pie si no contara con ella, su mejor amiga era en estos momentos su roca a la que aferrarse para no caer. —¿Estás loco?, deja de beber, la gente hablará. Alessandro se razonable, tu quisiste esto ¡afróntalo! —Matteo trataba de convencer a su mejor  amigo para que dejara  de beber, aunque aún no estaba borracho, si seguía por ese camino todo sería un maldito desastre más del que ya era desde que Valeria decidiera abandonarlo.