Dedicatoria y Prólogo
D edicada a la memoria de mi mejor amiga, fiel compañera y guerrera hasta el final.
Solo Dios sabe las razones por las que te mando llamar ...
... Y confío en que en otra vida, quizás, nos encontremos de nuevo.
Hasta entonces, amiga.
-¿Por que a mí? ¡Yo no merezco ser castigada asi! Dios es cruel.
-Dios no es cruel hija, dime ¿por qué crees que esto es un castigo?
-¡Pues no lo sé! A eso vine, a que usted me diga ¿qué malditos diablos pasa?
-No maldigas, estás en la casa de Dios, no sé por qué o qué te ha puesto así, qué sé si es esto no lo planeó Dios.
-¿Cómo sabe? ¿Él se lo dijo?
-No, no me lo dije, pero cada quien forja su destino, tal vez tu forjaste el tuyo.
-¿Está bromeando cierto? ¡Yo no quería esto! No he hecho nada malo.
-Tal vez tampoco haz hecho nada bueno.
-¿Está queriendo decir que esto me sucede por no ser buena?
-Tal vez.
-¡Jodanse todos! Yo no merezco esto, no lo merezco.
Y pensar que un día dije que esto solo le pasaba a la gente sin dinero, gente que no tiene nada o gente mala que merece este tipo de castigo, ahora me doy cuenta que por más dinero que tenga, posición y buenos modales, esto me puede suceder.