Saray Evans POV. –Puedes llevarme a la central – pienso al tiempo en que él me ve con ganas de matarme. –¿Quieres que los soldados te vean asi? – levanta una ceja con incredulidad. Miro mi cuerpo, el minivestido n***o que tengo sucio probablemente de vomito, mis pies descalzos, el cabello esponjado y el maquillaje corrido bajo los parpados. –No, no quiero. Pero no tengo otra opción, o es esto o dormir en la calle. Un silencio se instala entre nosotros, ¡joder! Y yo que pensé que llamándolo iba a perder la última gota de dignidad, ¡Es que yo ya no tengo dignidad! La he perdido completamente con este hombre. Veo a la carretera y me doy cuenta de que Gabriel ha tomado una ruta alternativa. –¿A dónde vamos? –A mi casa. El corazón me salta en el pecho y siento cosquillas en el